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miércoles, 30 de mayo de 2018

Un brindis sin colesterol

Por Aisha

¿Te gusta beber una copa de vino después de la comida o servirte una luego de terminar la rutina de un día de trabajo? ¿Prefieres el tinto, rosado o el blanco? Pues si el vino es una de tus bebidas favoritas es bueno sepas que, además de ser muy agradable al paladar, es la única bebida alcohólica que reduce los niveles de colesterol. Seguramente habrás leído o escuchado que consumir bebidas alcohólicas aumenta los niveles de grasa en el organismo. Sin embargo, estudios demuestran que el vino tinto es diferente a la hora de tratar el colesterol alto.

 

Un estudio publicado en Journal of the Science of Food and Agricultura, concluye que el consumo moderado de vino puede disminuir en el colesterol total entre un 24 y un 30 por ciento. Dicho descenso se debe, según la pesquisa, a la disminución del conocido colesterol malo o de baja densidad (LDL), al tiempo que aumentan proporcionalmente los niveles de colesterol bueno o de alta densidad (HDL).

La indagación brinda argumentos en base al consumo de una copa diaria. Por lo que beberse un litro o más no está sustentado por ningún estudio científico.

De hecho los especialistas insisten en refirmar la condición de un consumo moderado, entendiendo por ello una proporción aproximada de 1 mililitro por kilogramo de peso del interesado.

Y es que, el consumo abusivo puede tener efectos contraproducentes en la salud, al igual que sucede con cualquier otro tipo de bebidas alcohólicas.

Incluir el vino en la dieta es cuestión de estilo de vida, así que incorpórelo como mejor se adapte a sus preferencias: una copa en el almuerzo o más bien en la cena.

El vino tinto y el resto de las bebidas alcohólicas presentan una diferencia a favor del primero: el resveratrol. Esta sustancia presente en las uvas es un antioxidante natural que favorece la reducción de colesterol en sangre y previene enfermedades cardiovasculares.

El resveratrol no está presente en el resto de las bebidas alcohólicas, por cuanto estas no comparten los beneficios antioxidantes del vino tinto ni tampoco sus beneficios para tratar el colesterol alto.

Por otra parte, el alcohol que contienen estas bebidas, especialmente si se consumen excesivamente, afecta el metabolismo graso que se produce en el hígado.

Claro, y muy importante, la llamada “vinoterapia” se debe combinar, por ejemplo, con ejercicios y comidas saludables. Con solo beber no se baja el colesterol… ni se echan a volar las penas.