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sábado, 16 de junio de 2018

Comprendiendo la atrofia vaginal

Por EvelynR

La atrofia vaginal es un padecimiento conocido también como vaginitis atrófica, que consiste en un adelgazamiento de las paredes de la vagina con una disminución de su lubricación, provocando mayor sequedad e inflamación vaginal. Su principal causa es la disminución en los estrógenos circulantes, de ahí que sea una patología muy frecuente en la mujer durante la menopausia, pero también se puede apreciar en mujeres jóvenes, fundamentalmente tras el parto o en el puerperio (periodo posterior al parto, usualmente 40 días). En la mayoría de los casos la atrofia vaginal se da como un proceso silente, pues no se expone abiertamente en las consultas con el especialista.

Este trastorno provoca como síntomas más comunes una menor lubricación vaginal, dolor o malestar vaginal al mantener relaciones sexuales, también conocido como dispareunia, ardor de la vagina, pequeños sangrados vaginales fundamentalmente luego del coito, lesiones en la pared vaginal, escozor o ardor al orinar, incontinencia, especialmente en las féminas de más edad y prolapso vaginal.

En la mayoría de los casos la atrofia vaginal se da como un proceso silente, pues no se expone abiertamente en las consultas con el especialista. Este padecimiento afecta a gran cantidad de mujeres en edad postmenopáusica y puede llegar comprometer la calidad de vida de estas mujeres.

En cifras fueron aportadas por la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), en España, cerca de cuatro millones de mujeres padecen atrofia vaginal. Sin embargo, sólo el 25 por ciento consulta al médico sobre ese problema que afecta seriamente su calidad de vida y sus relaciones sexuales.

Y es que, de acuerdo con los expertos, sólo una de cada cuatro féminas comenta sobre los síntomas en la consulta, algo que debería ser abordado de una forma decidida, pues su calidad de vida se encuentra comprometida de alguna forma.

Encaminado a esto, la AEEM elaboró la ‘MenoGuía’ con el fin de concienciar a los profesionales de la importancia de que en las consultas los propios especialistas pregunten si tienen síntomas característicos de esa patología, y, al mismo tiempo, a las féminas para que comenten estos problemas a sus médicos.

En lo relativo al diagnóstico de la atrofia vaginal, este se suele hacer por el análisis de los datos clínicos facilitados por la paciente, por la exploración física y por el análisis de sangre que si fuera necesario incluiría la determinación de hormonas.

En cuanto al tratamiento, este se basa fundamentalmente en la utilización de estrógenos locales para normalizar el pH ácido, aumentar la respuesta lubrificadora y disminuir la sequedad vaginal, contribuyendo a mejorar así la respuesta sexual.

Por su parte, los hidratantes vaginales son más bien un paliativo pues aunque no disminuyen la atrofia de la pared vaginal, sí mejoran la sequedad producida por ésta, y alivian los síntomas como el dolor con el coito, el ardor vaginal y pueden ser un tratamiento a considerar en pacientes con síntomas leves o moderados. Los lubricantes vaginales se indican antes de mantener relaciones sexuales y se aconsejan a base de agua y silicona, desaconsejando el uso de la vaselina como lubricante, pues puede ocasionar daños en el látex de los preservativos o de los diafragmas, y también podría aumentar el riesgo de infección genital. También se desaconseja el uso de otros lubricantes a base de aceites para ser aplicados intravaginalmente.

Los expertos señalan que la mejor forma de hidratación vaginal son las propias relaciones sexuales, por lo que destacan la importancia de que estas mujeres traten de mantener una sexualidad regular, constante y gratificante, unido a un tratamiento adecuado y el uso de las medidas de prevención apropiadas el uso del preservativo para evitar contraer o dispersar ITS (infecciones de transmisión sexual), mantener la zona genital limpia y seca, no hacerse duchas vaginales, tomar probióticos para evitar candidiasis vaginal, evitar el uso de productos de higiene íntima perfumados, usar ropa interior de algodón, y no llevar pantalones demasiado ajustados