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martes, 5 de junio de 2018

La representación social y el Sida

Por dllorca

Las actitudes de las personas en la sociedad no son innatas, entonces, se adquieren en el transcurso de la actividad del individuo, y a su vez condicionan dicha actividad. El aprendizaje, la experiencia individual condiciona nuestras actitudes. La formación de estas está vinculada con las diferentes áreas de la vida del individuo: la familia, la escuela, el trabajo y el medio social. En todas estas instituciones y medios sociales debemos abordar, como dijéramos anteriormente, el tema del VIH/SIDA sin el temor de vernos afectados, fundamentalmente en la familia que es la primera y una de las fuentes más importantes de formación de actitudes en las primeras etapas de la vida.

Dentro de la Teoría de las Representaciones Sociales estas actitudes se constituyen a partir de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibamos y trasmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social. Por lo que es un conocimiento socialmente elaborado y compartido para explicar y comprender nuestro mundo cotidiano.

La representación social que presente un determinado grupo sociocultural frente a determinado conocimiento o concepto incide en la adquisición de una actitud positiva o negativa ante ese determinado hecho o área del saber. Si se pretende lograr un cambio de actitudes en las sociedades actuales hacia estos grupos portadores del VIH/SIDA, debe recordarse que este cambio depende de factores relacionados con las representaciones sociales que posee nuestra sociedad.

Desde una perspectiva social la información sobre el contagio del VIH/SIDA, está influenciada por varios factores, entre ellos la labor preventiva y educativa por parte de las instituciones educacionales y las políticas sociales llevadas a cabo por el Estado, importante en el conocimiento sobre esta enfermedad dentro de los distintos grupos sociales. Resultaría de mucha importancia el uso de un enfoque sociológico a través del uso de conceptos, teorías, que servirían como herramienta teórico-metodológica para su integración en las medidas, promociones y educación para la salud.

Pero fundamentalmente el medio familiar guarda mayor importancia, sobre todo entre los jóvenes. En un medio familiar disfuncional, donde las condiciones económicas son desfavorables, hay presencia de patrones de conducta inadecuados (alcoholismo, prostitución, etc), violencia doméstica, entre otros factores, puede llevar a los adolescentes (grupo con mayor riesgo de contagio) a comenzar sus relaciones sexuales a edades tempranas, aunque no estén preparadas para ello. Esto se debe a la falta de educación familiar, sobre todo en el aspecto sexual, tema en que muchos hogares de la sociedad moderna aún son tabúes. Aunque vale aclarar que no existe una relación unívoca entre tipo de hogar y conductas sexuales de alto riesgo, esto no sólo ocurre en hogares disfuncionales, no está ceñida a esta condición.

A partir de estos planteamientos vemos que el medio familiar es un factor de gran importancia en la transmisión de patrones de conducta en salud.