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viernes, 20 de julio de 2018

El joven y la experta

Por MontseV

Después de la fuga de Mariano Rajoy como cabeza de los populares, el partido quedó descabezado. No tardaron en levantarse las voces que reclamaban el liderato, de los cuales destacaban Soraya y su enemiga Cospedal, Pablo Casado y el exministro Margallo. De los seis que se presentaron a las primarias (a las que casi nadie votó, respecto al total de afiliados) solo quedaron dos: Casado y Santamaría. 

Uno es la cara joven del partido, anclado más a la derecha, y con un punto débil claro: el máster. Si se hurga más y se encuentra algo más sospechoso, el ascenso político del joven pepero podría verse trucada. La otra es la experta. Lleva años militando y trabajando para el PP, además de haber sido la vicepresidenta – a cargo del CNI y con responsabilidad de resolver el tema catalán.

Ambos candidatos presumen de ser los más queridos, apoyados, pero hoy saldremos de dudas y veremos cuál de los dos es el que sucederá a Mariano Rajoy. ¿Su mano derecha o el diputado de Ávila?

Soraya parece más moderada, si nos basamos en sus ideas. Considera que la victoria política está en el centro del tablero y critica que su adversario se coloque en la esquina de la derecha. La exvicepresidenta ha confesado en una entrevista en la Cope que cree que tiene el apoyo de la mayoría de los compromisarios.

Pero lo mismo piensa Pablo Casad de él mismo. “Mucho se tiene que volcar el resultado” para no obtener la victoria, ha dicho. Para remarcarlo – y lograr más votos indecisos – ha remarcado que de las otras candidaturas que se presentaron, ha acaparado a cuatro, mientras que Soraya está sola. Cree que en una contienda de cinco contra uno, el resultado está más que claro. Casado se define a sí mismo como el heredero de Rajoy y el “candidato de las bases”.

No solo es el que ha logrado más apoyos (a primera vista), sino que también es el favorito del PSOE. Pero los socialistas no es que le quieran un bien, sino que más bien miran por su propio interés. Con Soraya al mando, el partido se quedaría en el centro, abarcando un espectro más amplio de votantes. En cambio, al PSOE le gusta que Pablo Casado quiera quedarse en la derecha: se pelearía con Ciudadanos por los electores con ideas más “firmes” respecto a Catalunya (véase, no ceder ni un ápice), y les dejaría el centro político para ellos solos. De esta forma, Pedro Sánchez podría seguir en Moncloa cuatro años más, esta vez gracias a unas elecciones.

Sea quien sea el nuevo líder tendrá que enfrentar los diversos problemas del partido, empezando por la corrupción o los malos resultados en las últimas estadísticas. Cataluña también es una piedra en el zapato del PP: allí no tienen casi representación (por no tener, ni grupo propio en el Parlament catalán).