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miércoles, 18 de julio de 2018

Rusia y Estados Unidos: puntos críticos del diálogo entre presidentes

Por Hector_25

Un encuentro bilateral entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia se efectuó recientemente en Helsinki, y las expectativas no se han hecho esperar. El diálogo entre estas dos potencias aporta una esperanza alentadora a todas las naciones, pues para nadie es un secreto que por momentos la paz ha estado colgando de un fino hilo cuyos extremos son Washington y Moscú. Los temas de interés para estas dos potencias lo son para todo el mundo, de ahí que la capital de Finlandia fue la sede nada más y nada menos que de uno de los encuentros más importantes de los últimos años

Vladimir Putin y su homólogo Donald Trump sostuvieron conversaciones sobre temas medulares de la política exterior de ambas naciones y subrayaron su postura en cada tópico. Tal es el caso de la escalada de violencia en Siria y la intervención extranjera para la solución del conflicto; la situación actual del tratado nuclear con Irán y la retirada de Estados Unidos del mismo; la conocida dependencia energética que tiene Europa con Rusia; las relaciones económicas bilaterales que han resultado en tensiones y sanciones por ambas partes; la supuesta injerencia rusa en las pasadas elecciones norteamericanas.

A pesar del conocido clima frío de Finlandia, sede del encuentro, bien podría decirse que la capital estuvo bastante “caliente”, dados los temas tratados. Sobre el tema sirio, llama la atención que el presidente de esa nación afirmó que no incluiría a Occidente en la reconstrucción del país, y que en su lugar, esperaban obtener créditos y ayuda de los “verdaderos amigos”, entre ellos seguramente Rusia.

Tanto Estados Unidos como Rusia han apoyado en diferente momento y forma para el fin de las acciones terroristas en la zona, aunque Bashar Al-Assad (presidente sirio) ha mantenido una postura pro rusa y en numerosas ocasiones ha afirmado que los terroristas que hoy se enfrentan en el área son una creación de los propios Estados Unidos y otras potencias occidentales.

Otro asunto, la retirada de Estados Unidos del tratado nuclear iraní, dio claras muestras de la diferencia de intereses, mientras Estados Unidos cree que la nación asiática continúa con interés de desarrollar misiles atómicos y no tiene fe en el tratado, Rusia destaca la posición iraní de diálogo y afirma que Teherán, como ningún otro, está sometido a controles sobre sus intenciones e investigaciones en el área científica de desarrollo nuclear.

Tras los diálogos, Putin y Trump sostuvieron una rueda de prensa en la que respondieron a preguntas de corresponsales rusos y estadounidenses durante casi 45 minutos, en los que fueron interrogados sobre estos mismos asuntos, con énfasis en la “influencia” del gobierno tuso en las elecciones. Ambos mandatarios, desde su postura, señalaron que creer en esto es desacreditar a la democracia en los Estados Unidos y que es en los tribunales donde se puede resolver esta situación, los cuales, hasta el momento, han echado por tierra las acusaciones contra los rusos.

Al líder ruso se le preguntó si personalmente deseaba que Donald Trump obtuviera la presidencia, a lo que respondió que sí, y agregó: “pero solo porque durante su campaña, había declarado en numerosas ocasiones su intención de normalizar las relaciones con Rusia, y de revitalizar el diálogo”. De ser reales estas acusaciones ¿le molestarían a Trump, si, en todo caso, él fue el máximo beneficiado? Putin tiene razón, los tribunales dirán la última palabra, aunque “último” no sea sinónimo de “verdad”.

Ciertamente Rusia y Estados Unidos enfrentan retos muy diferentes y lo hacen en un contexto convulso, pero ¿por qué no construir puentes para plantarle cara a estos desafíos e incluso a otros de carácter global? Hay quienes ya se han burlado diciendo que lo que pasa en Helsinki, ahí se queda, como si de Las Vegas se tratara y si dar mucho crédito al diálogo, pero al menos ambos dignatarios catalogaron la jornada como “constructiva” y de “amplias posibilidades para las dos naciones”.

Queda mucho por hacer para zanjar los retos comunes y que solo pueden enfrentarse de manera conjunta, como la lucha contra el terrorismo a escala global, y también en las dos naciones, y el desarme nuclear. En este sentido es preciso recordar que entre ambos países poseen el 90% del arsenal nuclear existente en el mundo, y, en caso de guerra, podrían destruir todo el planeta o volverlo inhabitable. Con suerte, Helsinki es el primer paso de un camino largo; por lo pronto, tanto Trump como Putin sostuvieron que están en disposición de contribuir para mejorar las relaciones bilaterales y reconocieron que deben ejercer un liderazgo en las áreas más importantes, para el bien de los suyos y el de toda la humanidad.