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viernes, 20 de julio de 2018

Xi Jinping, el cerebro tras el sueño chino de superpotencia

Por Leo

Una frase es bastante común entre los chinos: Mao Zedong los hizo libres, Deng Xiaoping los volvió ricos, y Xi Jinping los volverá una superpotencia. Sobre el último de los tres mencionados recae actualmente el poder en el gigante asiático, tras haber consolidado su liderazgo frente al Partido Comunista de China (PCCH) y mantenerse investido como mandatario de la nación. Tanta influencia tiene en las filas de la organización política que ya hay algunas de sus ideas que figuran como estatutos del partido, un privilegio que hasta el momento solo tenían el polémico Mao Zedong y también Deng, mencionado anteriormente.

Cinco años de transformaciones y un crecimiento sostenido en los principales índices económicos, bastaron para que a mediados de marzo pasado Xi Jinping fuera escogido para un segundo mandato como presidente (2018-2023), por unanimidad en la Asamblea Nacional de China.

A todo esto, puede sumarse el coincidente hecho de que la elección tuvo lugar apenas unos días después de que se modificara la constitución de China para eliminar el límite de dos períodos consecutivos para los principales cargos políticos del país, en fin, si Xi no se pasa de listo, será presidente de por vida.

¿Qué necesita China de Xi Jinping?

La nación asiática es actualmente el país más poblado del mundo, el cuarto en extensión territorial y con la asombrosa cantidad de 50 millones de personas en la pobreza. Con todo esto, queda claro que lo que necesita el país es un líder fuerte y consistente, con una mirada renovadora y capaz de mantener la estabilidad en el partido y las otras esferas de gobierno de la nación.

A Xi, como debe imaginarse, se le está pidiendo que el despunte económico de la nación que gobierna, influya también en el bienestar de los más desfavorecidos y que la cantidad de personas por debajo del umbral de la pobreza, se reduzca drásticamente en poco tiempo. Ciertamente, en las últimas cuatro décadas el gobierno chino y el partido lograron conducir al país hacia un impresionante desarrollo, con un despunte en todos los ámbitos macroeconómicos, y que ahora tiene el reto de no estancarse.

¿Qué impronta precede al líder chino y qué se puede esperar para los años por venir?

El hecho de que Xi sea reelegido para un siguiente mandato luego de llegar al 2023 está por verse, y realmente falta bastante para llegar allá, por lo que no es positivo, ni necesario sacar conclusiones tan precipitadas. Sobre lo que sí puede tenerse claridad es sobre su idea principal para estos años y que ha señalado repetidamente: la necesidad de la estabilidad de China para consolidarse como potencia.

Es que otros países, como Alemania, Estados Unidos e Inglaterra, han tenido este estatus por mucho más de un siglo y en el caso chino, el fenómeno es bastante novedoso y ha sucedido de forma atropellada, además de sustentarse en un socialismo de nuevo tipo. Las potencias adquieren esa “categoría” no por un repunte de dos décadas, y además, otros indicadores de bienestar también son indispensables.

Hasta la fecha, Xi Jinping ha demostrado ser un político práctico y un economista de primera línea. Sus proyectos y propuestas hasta el momento se han centrado en la revitalización nacional, pero partiendo desde iniciativas de carácter más abarcador, como la Franja y la Ruta de la Seda. Además, ha anunciado que su país está trabajando fuertemente y dando pasos agigantados para eliminar la pobreza antes del 2020. Asimismo, ha impulsado la modernización del ejército y ha aplicado estrictas medidas de protección medioambiental, con vistas a reducir los altos niveles de contaminación en las principales urbes chinas. Según expresó, esto se hace para “lograr el resurgir de la nación china como una superpotencia mundial, para, o antes del año 2050”, en lo cual influirá igualmente la búsqueda de un nuevo modelo económico en la que dicen desde los círculos de poder de la nación, que se encuentran.

Una faceta poco conocida del presidente chino es su intransigencia hacia la corrupción. Al respecto, cabe destacar que desde que asumió como Secretario general del Partido Comunista Chino, puso en marcha una campaña contra este mal. Este proceso, según datos oficiales, ha disciplinado a más de un millón 340 mil oficiales de todos los niveles, que han sido acusados de corrupción, mal comportamiento o transgresión de la disciplina del partido.