Erdogan trepa hacia el autoritarismo
El presidente de Turquía, Recep Tayyp Erdogan, ha rechazado de llano las acusaciones de manipulación y fraude en el referéndum constitucional que se celebró este pasado fin de semana en el que se preguntaba a los ciudadanos si daban más poder al mandatario de la nación. Los resultados de la consulta popular han sido ajustados, pero finalmente se ha impuesto el “sí” con un 51,4% de los votos.
Los ciudadanos no han tardado en demostrar su indignación y han salido a la calle, organizando manifestaciones en Ankara y otras grandes ciudades, que se han saldado con de 25 arrestados. La oposición denuncia que la Alta Junta Electoral favoreció el fraude de papeletas al cambiar, en medio de la jornada electoral, la norma que prohibía votar con papeletas que no llevasen el sello oficial. Según los partidarios del “no”, al menos 2 millones de papeletas eran ilegítimas y deberían haber sido anuladas por no llevar dicho sello, lo que habría cambiado el resultado del referéndum. El cambio de la normativa, además, entraría en contradicción con la ley electoral turca, en la que se incluye una cláusula específica que declara inválidos las papeletas no oficiales.
Contra Erdogan se han lanzado no solo la oposición turca, sino también la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha criticado la falta de trasparencia y deficiencias democráticas en el referéndum. La directora en Turquía de la organización ha lamentado la falta de información veraz y equilibrada durante la campaña electoral. Erdogan dijo, ante miles de seguidores que “no ve, oye ni reconoce” las declaraciones de la OSCE ni de los demás países europeos que se han posicionado en contra de su reforma electoral. Trump se ha desmarcado de las demás potencias occidentales y ha felicitado al presidente turco por la victoria, haciendo caso omiso a las alarmas que suenan por posible fraude electoral.
Está claro que la adicción de Erdogan es el poder. Después de servir a Turquía como Primer Ministro por más de una década se hizo con la presidencia en 2014 y desde entonces ha ido acumulando entre sus manos más poder del que corresponde a la figura del Presidente, que antaño tenía un rol claramente figurativo. Recep Tayyp Erdogan ha escalado hasta la cima, poco le queda para autonombrarse líder supremo.