Unos pierden calidad democrática, otros pierden el respeto
En las Cámaras de Representación deberían defenderse los valores de la sociedad, y la democracia es, claramente uno de los más importantes. Pero también lo es la buena educación. Decía ayer Carles Campuzano, diputado por el PDeCat que “se puede ser riguroso sin faltar el respeto a nadie”, y es que algunos de los representantes de la sociedad se han llevado a la política también los malos modales. Básicamente, Campuzano hacía referencia a Gabriel Rufián, de ERC, que tildó de “gángster”, “lacayo” y “mamporrero” a Daniel de Alfonso, exdirector de la Oficina Antifraude y tampoco derrochó amabilidad para el que fuese Ministro de Interior, Fernández Díaz.
Todo ello se enmarca en las investigaciones y comparecencias en el Congreso para esclarecer el llamado “fernándezgate”, las grabaciones que se filtraron hace unos meses de una conversación entre el exministro Fernández Díaz y De Alfonso. En ellas se escuchaba a ambos funcionarios jactarse de haber “acabado con la Sanidad catalana” y buscando puntos flacos de la política de Cataluña para pinchar el proceso independentista.
El fondo, las ideas, pesan mucho. Está claro que en un proceso como este la verdad debe ir por delante, pero no existe ningún motivo por el que las formas, el modo, tenga que ser excluido del Congreso de los Diputados. Las Cámaras de representación sirven para defender unos valores, y la democracia es un uno de ellos, y curiosamente no está reñida para nada con la buena educación. Que sí, que hay una trama de corrupción o lo que sea que resulte ser, pero al Congreso, señor Rufián, se va a hacer gala de democracia, sí, y también de buena educación, que para algo son ustedes los representantes del pueblo y deberían dar ejemplo. Que el Congreso no es un circo.
Fuentes
-
Comentarios 0
