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viernes, 2 de junio de 2017

La guerra del taxi

Por Nacional Newsgur

El sector del taxi en peso convocó una huelga este lunes para protestar contra la competencia desleal. Desde todos los puntos cardinales del país se ha secundado la protesta: en Madrid se han congregado hasta 5 mil taxistas que han marchado desde Atocha hasta Neptuno, y en Barcelona la huelga reivindicativa se alargó las 24 horas del día, donde los usuarios lo tuvieron complicado para acceder a un taxi. El objetivo: Uber y Cabify, plataformas a las que tachan de competencia desleal y a quienes la ley – por ahora – ampara: los servicios que ambas plataformas ofertan se contratan vía telemática y cumplen la legislación vigente.

Uber nació de la mano de un empresario estadounidense, mientras que Cabify es el resultado de la idea de un español, Juan de Antonio, que después de graduarse por la universidad de Stanford fundó la empresa en 2011. Instaló la primera red de transportes en Madrid y una vez comprobaron su éxito, vendieron la idea a Silicon Valley. Cabify funciona gracias a una aplicación que conecta a usuarios con conductores de vehículos propios, pero estos pasan por un proceso de selección previo. Con los años, se ha erguido como una de las redes de transporte hispanas más amplias. ¿Suponen Uber y Cabify un peligro real para los taxistas?

Los taxistas quieren cerrar el grifo de permisos VTC (vehículos de alquiler con conductor) que el Gobierno ha concedido a estas plataformas para limitar así la competencia “desleal”, en su opinión. Sin embargo, el intento de limitar la competencia en un mundo de startups y aplicaciones sociales parece lo menos lógico del mundo. En primer lugar porque el mundo del taxi ostentaría sino el monopolio, lo que provocaría una subida generalizada de precios (con la consecuencia de que menos gente utilizaría el servicio). Y en segundo lugar porque es una alternativa ya regulada que puede ofrecer puestos de trabajo al mercado laboral en un momento de vacas flacas donde la tasa del paro ronda el 18%.

Sin embargo, los detractores de las plataformas Uber y Cabify alegan que el exceso de competencia provocaría una caída general de los precios, lo que llevaría a la precariedad del sector del taxi, que podría verse diezmado debido a las apps colaborativas. Dos puntos de vista encontrados, ¿hay una solución acertada al problema de los taxistas?