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viernes, 30 de junio de 2017

Trump le hace un feo a la China

Por LauraB

Donald Trump sigue ocupando titulares. Esta vez es por la futura venta de armas a Taiwán por un monto de 1 400 millones de dólares. Es el primer acuerdo de este tipo sellado con la isla. El pacto tiene lugar en plena tensión en la zona e incluye siete contratos de venta de armamento que incluyen desde soporte técnico para radares de alerta temprana, hasta misiles antiaéreos, torpedos y otros sistemas. El embajador de China en Estados Unidos, Cui Tiankai, declaró que las acciones contra compañías chinas y la venta de armas a Taiwán “minan la confianza mutua entre los dos países”.

El portavoz de la cancillería china, Lu Kang, dijo que su país criticó a las autoridades de la nación norteña y calificó la venta de armamento como una “violación grave del derecho internacional y de los principios básicos de relaciones internacionales”. Lo espinoso del asunto es que este es un paso desafiante hacia China. Tal parece que la foto de Xi Jinping, mandatario del gigante asiático, y Trump sonrientes en Mar a Lago, Estados Unidos quedó solo en el recuerdo. China exige a cualquier nación que reconozca a Taiwán como parte de su territorio chino.

Las aspiraciones secesionistas de Taiwán alimentan un conflicto con China de cerca de seis décadas. De 70 naciones que tenían relaciones con Taiwán en 1969 solo 20 las mantienen. Para Beijing es muy importante porque le da poderío en el plano multilateral ante las diferencias con la provincia.

120 kilómetros dividen a la parte continental de China de la isla de Taiwán. En 1949, Mao Zedong, líder del Partido Comunista, proclamó el nacimiento de la República Popular al derrotar las fuerzas de Chiang Kai-sek, jefe de la República de China establecida en Nankín en 1927. La victoria de la Guerra Civil provocó la huida de Chiang y sus seguidores del Partido Nacionalista Chino Kuomintang hacia Taiwán. Allí gobernó de forma autoritaria desde 1949 hasta su muerte en 1975, cuando fue sucedido por su hijo Chiang Ching-kuo.

El líder nacionalista siempre juró volver del exilio y reconquistar la China continental. Por años no hubo comunicación, viajes o comercio entre los dos. En 1992 hubo tibios contactos y se alcanzaron acuerdos en la esfera económica entre Beijing y Taipei. En mayo del año pasado TsaiIng-wen, del Partido del Progreso Democrático, que defiende la idea de la isla como “una nación independiente”, asumió las riendas de Taiwán. Desde la China continental se aboga por resolver las diferencias dialogando y sin permitir ningún tipo de injerencia.