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jueves, 13 de julio de 2017

La paradoja del día: Murray cae, pero sigue en la cima

Por Aliet Arzola

Andy Murray salió por la puerta de atrás del All England Club, arrollado por el estadounidense Sam Querrey. Sin embargo, se mantendrá por una semana más en el tope de la clasificación mundial de la ATP, pues Novak Djokovic, el único con opciones de desbancar al británico tras la eliminación de Rafael Nadal, también cayó eliminado en Wimbledon, víctima de una lesión en su codo derecho. Murray dependía de sí mismo para mantenerse en la cima del escalafón universal, sitio que solo perdería si no llegaba a semifinales y Djokovic levantaba el trofeo de monarca. La primera condición se cumplió, pero las molestias del serbio enterraron sus opciones de recuperar el liderato mundial.

Djokovic había perdido el primer set (7-6) de su duelo de cuartos ante Berdych, cuando sintió dolores en su codo derecho, la misma lesión que le apartó del Masters de Miami en marzo. De esta forma, vio cómo se esfumaban sus posibilidades de rescatar un año aciago, en el cual ha atravesado múltiples altibajos en su juego, la gran mayoría motivados por la ruptura con su entrenador Boris Becker a finales del 2016. Ese detalle lo dejó sin coach buena parte del año, y más recientemente ha vivido un proceso de adaptación al nuevo preparador, el otrora estelar Andre Agassi.

Con esos truenos, en el 2017 solo ha ganado el Abierto de Qatar y el torneo de Aegon, previo a Wimbledon. El resto de los exámenes los desaprobó, algunos de ellos ante un nivel de dificultad no tan alto. En el Grand Slam australiano perdió en segunda ronda con el uzbeco Denis Isotomim, en aquel momento puesto 117 del mundo. En Acapulco e Indian Wells no encontró fórmula para vulnerar a Nick Kyrgios, mientras en la ruta de tierra batida (Monte Carlo, Madrid, Roma y París) cayó ante David Goffin, Rafa Nadal, Alexander Zverev y Dominic Thiem. Tras semejante historial de catástrofes, ganar Wimbledon y encaramarse en el tope de la clasificación global era un bálsamo para Djokovic, quien ahora tendrá que buscar su forma óptima para regresar a tiempo a los torneos en pistas dura que cierran la temporada.

Pero tan doloroso como la lesión de Djokovic y su nuevo fracaso fue el golpe que recibió Andy Murray solo un rato después. El británico jugaba con la tranquilidad de sentirse número uno al menos otra semana, pero no se apoyó en esa calma y terminó arrollado por Sam Querrey, el primer norteamericano que se cuela en semifinales de un Grand Slam desde Andy Roddick en el 2009. Murray estuvo a un set de pasar a semis, pero el cierre de Querrey fue monumental, con par de 6-1 inapelables, los cuales desnudaron las carencias del puntero mundial, muy lejos de su versión del 2016. Justo tras el partido, él mismo reconoció que no ha jugado bien este año, por lo que no sería extraño que pierda la cima del orbe en algún punto de la campaña.

La cara opuesta de la moneda es Roger Federer, quien ha ganado cuatro de los seis torneos en los que se ha presentado este año. Monarca en Australia (su Grand Slam número 18), Indian Wells, Miami y Halle, en Alemania, el suizo lleva también paso triunfal en Wimbledon, donde ha alcanzado las semifinales por oncena ocasión, sin dudas uno de sus torneos fetiches. Esa motivación se notó en el choque de cuartos contra Milos Raonic, quien sintió la furia y exquisitez de Federer, imparable con 55 puntos ganados de los 61 jugados con el primer servicio, para un espectacular 90% de efectividad. Además, solo cometió nueve errores no forzados, ganó 18 de los 22 puntos en la red y solo concedió un break al cierre del choque, cuando bajó la intensidad y Raonic pudo avanzar con vida hasta el 7-6 definitivo.

Ahora el suizo se las verá con Tomas Berdych en semifinales, mientras Sam Querrey tendrá net por medio a Marin Cilic, quien terminó con la escalada de Gilles Muller, el verdugo de Rafa Nadal en octavos. Válido destacar que Querrey ya ha tumbado a tres de los cuatro grandes del tenis en los últimos 13 años. Murray ha sido su víctima más reciente, pero ya el pasado año derrumbó a Djokovic (también en Wimbledon) y hace unos meses Nadal sufrió su furia en Acapulco. Visto el caso, solo le falta someter a Federer, quien pudiera ser su oponente en la final si ambos superan la barrera de semis.