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viernes, 18 de agosto de 2017

Los caminos secretos de una profesión

Por Elizabeth Almeida

La criptografía reapareció en la Europa de la Edad Media, fomentada por las intrigas del papado y las ciudades-estado de Italia. Carlomagno también utilizó la sustitución de letras por símbolos extraños y un servidor del Papa Clemente VII, Gabriel di Lavinde, escribió el primer manual sobre criptografía de Europa en el siglo XII. Posteriormente, en el siglo XVII, Carlos I de Inglaterra hizo usó de códigos de sustitución silábica y un siglo más tarde, Napoleón, durante las campañas militares utilizó usó los llamados métodos Richelieu y Rossignol y para eliminar la regularidad de los símbolos establecía números a grupos de una o más letras.

La referencia más antigua conocida sobre espionaje se atribuye a SunTzu en su libro “el arte de la guerra”. Para el destacado estratega, el arte de la guerra consistía no necesariamente en exterminar al rival en la lucha sino en vencerlo sin necesidad de recurrir a la lucha, ese era el verdadero arte de la guerra. En el capitulo “Sobre la concordia y la discordia” Sun escribe. “La información previa no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se puede tener por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de personas; personas que conozcan la situación del adversario. Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el espía liquidable, y el espía flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante.”

Los antiguos egipcios tenían un sistema muy desarrollado para la adquisición de información de inteligencia. El pueblo egipcio utilizaba la lengua demótica mientras que los sacerdotes empleaban la escritura hierática o jeroglífica, que resultaba incomprensible para el resto. Los griegos para enviar sus mensajes empleaban un método más elaborado y seguro. Hay evidencias de que a partir del año 500 a.C. los griegos utilizaron un cilindro conocido como “scytale” alrededor del que se enrollaba una tira de cuero. Cuando al escribir un mensaje sobre el cuero y desenrollarlo posteriormente, se obtenía una grupo de caracteres sin sentido. Para poder descifrar ese grupo de letras era exclusivamente necesario enrollar el cuero donde residía el mensaje en un cilindro del mismo diámetro. Este fue el primero de los casos utilización de métodos criptográficos y fue ampliamente explotado durante la  guerra entre Atenas y Esparta.

La criptografía reapareció en la Europa de la Edad Media, fomentada por las intrigas del papado y las ciudades-estado de Italia. Carlomagno también utilizó la sustitución de letras por símbolos extraños y un servidor del Papa Clemente VII, Gabriel di Lavinde, escribió el primer manual sobre criptografía de Europa en el siglo XII. Posteriormente, en el siglo XVII, Carlos I de Inglaterra hizo usó de códigos de sustitución silábica y un siglo más tarde, Napoleón, durante las campañas militares utilizó usó los llamados métodos Richelieu y Rossignol y para eliminar la regularidad de los símbolos establecía números a grupos de una o más letras.

Con la aparición del telégrafo en el 1840, se entró de lleno en una nueva época donde nuevas formas y métodos de interceptación y encriptación de información se volvieron protagonistas. Durante la Guerra civil americana ambos bandos hicieron uso de las redes telegráficas civiles. Los mensajes eran transmitidos en código Morse, y los más sensibles eran cifrados. Los dos bandos trataron de intervenir los cables de sus enemigos.

Con la llegada del siglo XX y gracias a los avances tecnológicos y científicos una nueva forma métodos y técnicas de espionaje tomaron forma e introdujeron al mundo en un nuevo periodo en el que la información cada vez fue cobrando mayor importancia. A partir de la Primera Guerra Mundial, se comenzaron a utiliza cámaras aéreas de gran nitidez para el reconocimiento aéreo y la radio a la que también se introdujeron nuevos y cada vez más complicados métodos de encriptación. Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, el espionaje alcanza las mayores cotas de actividad de toda la Historia. Las actividades de la Alemania nazi hicieron ponerse en marcha de nuevo la maquinaria de interceptación de mensajes.

 La BBC emitía en sus noticiarios durante la guerra, mensajes codificados a los partisanos franceses. Los japoneses por su parte utilizaban un complejo código para las comunicaciones de la Armada Imperial que pasó a la historia como “JapaneseNavy 25″ o simplemente JN-25. Así, “Viento del este con lluvia, viento del norte con nublados, viento del oeste despejado.“, fue un mensaje radiado en la víspera del ataque japonés contra Pearl Harbor, en diciembre de 1941. Con este boletín meteorológico se avisó a los diplomáticos japoneses de todo el mundo de que la entrada de Japón a la guerra era inminente. Esas palabras encerraban una forma sencilla de clave, en la que un mensaje determinado tiene un significado especial para quien lo recibe.

Al mismo tiempo, la BBC difundió mensajes similares durante la Segunda Guerra Mundial, dirigidos a la resistencia francesa. Frases hechas como “Romeo abraza a Julieta” y “El benedictino es un licor dulce” servían para transmitir información acerca del envío de agentes o suministros. El primer verso de un poema del escritor francés Paul Verlaine “Los largos violines de otoño hieren mi corazón con su monótona languidez” es el mensaje que emitió la BBC para avisar a la resistencia francesa que la invasión se produciría en las próximas 24horas.