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sábado, 23 de septiembre de 2017

Chernobyl vuelve a la vida

Por Miss GD

Los carnívoros están, con frecuencia, en los niveles tróficos más altos de las redes alimenticias de los ecosistemas, por lo que son susceptibles a la bioacumulación de contaminantes, indica Sarah Webster, coautora también del estudio. Eso se traduce en que mientras que los animales más bajos en la cadena alimentaria, como los ciervos, podrían tener menores niveles de contaminación. Los depredadores de estos, sin embrago, podrían tener niveles más altos, puesto que deberán sufrir la radiación propia y la de su alimento. Aunque el caso de Chernobyl es harto conocido y estudiado en base a la salud de aquello que padecieron el incidente, pocos estudios han investigado los efectos de los niveles de contaminación en poblaciones de animales de ciertas especies, añadió Webster.

El caso de la central de Chernobyl constituyó uno de los más graves accidentes nucleares que ha debido enfrentar la humanidad en su historia. El desperfecto y posterior explosión alcanzó a millares de personas, a la fauna y la flora por igual que rodeaba el lugar y lo destruyó prácticamente todo. La mayoría de los afectados murieron debido a la exposición a los vapores tóxicos y aún hoy, después de varios años, todavía muchas personas sufren las consecuencias del horrible accidente de Chernobyl. Muchos son los que deben recibir tratamiento médico de por vida debido a ello.

El territorio donde se asentaba la central quedó devastado y fue completamente abandonado. Hoy, las imágenes muestran una ciudad fantasma con edificaciones destruidas donde nada ha vuelto a crecer. Los tóxicos afectaron la tierra y el ambiente del lugar, dejándolo desolado sin asomo de vegetación alguna.

Pero hoy, luego de varios años después del grave incidente nuclear, buenas noticias llegan. Una investigación publicada recientemente en la revista Frontiers in Ecology and the Environment ha demostrado, gracias a un conjunto de grabaciones realizadas en el territorio, que la fauna que rodea la catalogada como Zona de Exclusión de Chernobyl está asentándose cada vez más cerca. Ya un estudio previo del mismo equipo de investigaciones, había demostrado que las poblaciones de vida silvestre en dicha zona estaban creciendo a muy buen ritmo, pero simplemente se basaron en encontrar rastros de las mismas. Este nuevo estudio, como se ha mencionado, ha utilizado unas grabaciones para confirmar este hecho y los vídeos dan esperanza de que el territorio de Chernobyl pueda recuperarse un día de los nocivos gases que cubrieron la tierra.

El equipo de investigadores indica que es necesario proseguir con este tipo de pruebas, pues aunque los estudios anteriores arrojaron algo de luz sobre el estado de las poblaciones de vida silvestre en la Zona de Exclusión, siempre se necesita respaldar estos datos, afirmó James Beasley, de la Universidad de Georgia, coautor de ambas investigaciones publicadas. Igualmente explica que para este último estudio desplegaron unas cámaras de manera sistemática en toda la sección de la Zona de Chernobyl y captaron evidencias fotográficas necesarias para confirmar las hipótesis de un inicial asentamiento de flora y fauna silvestres.

El equipo utilizó la llamada técnica de cámara oculta que, a través de la emisión de varios aromas, lograba atraer a los animales de alrededor. A partir de ello se centraron principalmente en encontrar animales carnívoros, pues a menudo se sitúan en la parte superior de la cadena alimentaria y por tanto, son buenos indicadores de que hay una salud general y la formación de un ecosistema.

Los carnívoros están, con frecuencia, en los niveles tróficos más altos de las redes alimenticias de los ecosistemas, por lo que son susceptibles a la bioacumulación de contaminantes, indica Sarah Webster, coautora también del estudio. Eso se traduce en que mientras que los animales más bajos en la cadena alimentaria, como los ciervos, podrían tener menores niveles de contaminación. Los depredadores de estos, sin embrago, podrían tener niveles más altos, puesto que deberán sufrir la radiación propia y la de su alimento. Aunque el caso de Chernobyl es harto conocido y estudiado en base a la salud de aquello que padecieron el incidente, pocos estudios han investigado los efectos de los niveles de contaminación en poblaciones de animales de ciertas especies, añadió Webster.

Sin embargo, no se encontraron evidencias que sugirieran que estos animales habían sido afectados negativamente por la radiación o por cualquier otra contaminación, pues las especies que más encontraron fueron lobos, jabalíes, zorros y mapaches. El equipo desplegó 94 cámaras en una superficie de más de 2 mil kilómetros cuadrados, y encontró que la distribución de los animales no dependía de la radiación, sino de las necesidades más básicas habituales. Los habitantes se sitúan, obviamente, donde encuentran agua y comida.