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viernes, 29 de septiembre de 2017

Historias del béisbol revolucionario en Cuba: los años 80

Por Aliet Arzola

La época dorada del béisbol cubano se vivió en los años 80, cuando se unieron en los torneos domésticos y en las selecciones nacionales estrellas reconocidas por su rendimiento en décadas anteriores y una generación naciente que regaló a la isla caribeña cuanto título internacional se disputó. Antonio Muñoz, Braudlio Vinent, Agustín Marquetti, Juan Castro, Pedro Medina y Rogelio García se cruzaron con Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Omar Linares, Javier Méndez, Lázaro Vargas y Juan Padilla para poner a temblar el planeta béisbol. Ellos reunían todas las condiciones atléticas para triunfar en el diamante, y añadieron a ese talento la dedicación al juego y el compromiso con los fanáticos. Algunas de sus hazañas las colocamos a continuación.

1980: Todos recuerdan los éxitos recientes de Santiago de Cuba con su “Aplanadora”, pero en realidad el camino triunfal de los indómitos arrancó hace 40 años, con una victoria liderada por el manager Miguel Miyar, quien reunió un grupo con excelentes lanzadores y algunos bateadores de impacto. Modesto Larduet, Evenecer Godínez y Fermín Laffita conformaban una línea central muy sólida, mientras Braudilio Vinent, José Luis Alemán y Orlando Figueredo se alineaban en un cuerpo de lanzadores que condujo a la nave oriental hacia la primera de sus ocho coronas domésticas.

1981: Tras una década en Series Nacionales, Antonio Muñoz, el “Gigante del Escambray”, sumó su séptimo liderazgo en boletos recibidos, y más tarde en su carrera añadiría otras dos supremacías en este departamento, que lidera en el conteo histórico con 1551 pasaportes gratis. Muñoz siempre fue un bateador temible, el primer cubano en romper las barreras de 200 y 300 jonrones, hasta totalizar 370.

1982: Muchas enseñanzas se llevó Jorge Fuentes de José Miguel Pineda, y no había mejor forma de honrar el trabajo de su maestro que dándole continuidad a sus triunfos. Pineda quedó campeón con Vegueros en 1981 y al año siguiente, Fuentes continuó por la senda dorada con la escuadra más occidental. Ese constituyó el primer campeonato del manager pinareño, quien después ganó otros cuatro y permanece como el más laureado en Series Nacionales con cinco pergaminos. Además, Fuentes es el mentor con más victorias (974) y el único que ha logrado dos títulos olímpicos (1992 y 1996).

1983: Villa Clara, continuador de los éxitos de Azucareros, estampó en la XXII Serie el récord de promedio de ganados y perdidos más alto de la historia, con cifras de 837, fruto de 41 éxitos y solo ocho fracasos. Dicha marca estuvo a punto de ser quebrada en el 2017 por Matanzas, que culminó la primera ronda de la LVI Serie con 42 victorias y tres descalabros, para promedio de 933. Sin embargo, en la segunda ronda terminaron con balance de 28-17 para totalizar 70-20 y promedio de 778, inferior al alcanzado en 1983 por Eduardo Martín con Villa Clara.

1984: En tiempos de brazos de hierro y muy poca especialización en el pitcheo, Mario Veliz, de Las Villas, y Félix Núñez, de Orientales, lanzaron 20 entradas en un mismo partido, el 21 de marzo de 1984. En duelo que medía a los villaclareños con el equipo del extremo este del país, ambos serpentineros se enfrascaron en un duelo interminable. Tres años después, Roberto Hernández, tirador de Henequeneros, también estuvo 20 capítulos en la lomita en un duelo contra Industriales, pero en rol de relevo.

1985: Omar Linares, todavía sin cumplir 20 años, se convirtió en el primer pelotero cubano que lograba un título de bateo con average superior a 400 (409). Aquella fue la primera de sus cinco coronas ofensivas. En esa temporada también lideró la liga en anotadas (65) y triples (9), muestras elocuentes de su consolidación como el mejor jugador de la época y probablemente del béisbol revolucionario. Linares culminó su carrera con astronómico promedio de 368, puntero indiscutible, y se ubicó entre los tres primeros en casi todos los departamentos ofensivos. Una década después de su corona de bateo en 1985, se convirtió en el tercer jugador cubano con cuatro jonrones en un juego.

1986: Son muchos los jonrones conectados en la historia de las Series Nacionales, pero ninguno ha calado tan hondo como el de Agustín Marquetti para cerrar el campeonato de 1986. Contra Rogelio García, con un Latinoamericano abarrotado, el primero de los conjuntos capitalinos mandó la pelota a las gradas del jardín derecho para dejar tendido a Vegueros y lograr la primera corona de Industriales desde 1973.

1987: En su segunda Serie Nacional con Industriales, el jardinero Javier Méndez consiguió el premio de Jugador Más Valioso del campeonato gracias a su ritmo ofensivo (promedio de 408). Elegante en el rectángulo, el zurdo capitalino también mostró su magia en la defensa del jardín central, donde ponía los pelos de punta a todos con sus tradicionales guantazos. La carrera de Javier fue maravillosa, un ejemplo de disciplina y profesionalidad, aunque sus oportunidades en la selección nacional se vieron limitadas por la confluencia de muchas estrellas en los jardines. Javier se retiró como empezó, con el MVP en el 2003, su último año en Series Nacionales.

1988: En nueve oportunidades conectó tres vuelacercas en un partido durante la XXVII Serie, con particular destaque para Orestes Kindelán, quien lo logró en tres oportunidades. También desataron su poder en un solo juego con tres estacazos José Cano (Vegueros), Pedro Medina y Juan Padilla, ambos de Industriales, Víctor Muñoz (Sancti Spíritus), Jorge Cruz (Holguín) y Luis Cuesta (Agropecuarios). En el caso de Kindelán, máximo jonronero cubano con 487 cuadrangulares, alcanzó el liderato en la zona oriental (con 22), aunque en el cómputo total fue superado por Lázaro Junco (25). En sentido general, el indómito solo logró dos cetros de jonrones en Series Nacionales, en 1987 (17) y 1989 (24), aunque en otras oportunidades reinó, pero en Selectivas, como en 1986 con Serranos, cuando largó 30 batazos de vuelta completa.

1989: Ibrahim Fuentes terminó su carrera con discreto promedio ofensivo de 259, pero al final de los años 80 se vistió de gala y por espacio de 14 turnos oficiales nadie pudo sacarle out. Desde el 17 de enero de 1989 hasta el 22 del propio mes, el granmense eslabonó una cadena de 14 indiscutibles al hilo, marca que todavía permanece vigente. Fuentes quebró el récord anterior del pinareño Lázaro Cabrera (10 cohetes en fila), y lo hizo con saña. Durante su racha, el patrullero conectó cinco jonrones, dos dobles, un triple, seis sencillos, recibió dos boletos y diez de sus hits se produjeron con hombres en base. La seguidilla de Fuentes la rompió el serpentinero santiaguero Wilson López al dominarlo con rolling a primera el 22 de enero.