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jueves, 5 de octubre de 2017

Kuriles del Sur o Territorios del Norte, la eterna disputa

Por habana91

El nombre de los territorios en cuestión varía; si son los rusos los que hablan, les denominan Kuriles del Sur, mientras los japoneses las conocen como Territorios del Norte. De cualquier forma, el nombre no lleva en sí mismo la discordia que distanció a Tokio de Moscú por 71 años y conllevó incluso a no firmar la paz desde la II Guerra Mundial. El caso es que, en poder de Rusia, las islas son reclamadas por Japón, que las considera parte inherente de su territorio nacional. En 1948, los exresidentes -que en origen eran más de 17 mil- fueron evacuados por las tropas soviéticas de ese archipiélago situado a tan solo cinco kilómetros de la costa de Nemuro y formado por tres grandes islas (Etorofu, Kunashiri, Shikotan) y los islotes de Habomai.

Tres años antes, y apenas tres días después de que Tokio anunciara su capitulación en la II Guerra Mundial, el Ejército rojo comenzó a desembarcar en esas áreas, las cuales pasaron a ser administradas por la Unión Soviética y, tras su disolución, por Rusia. Pero más allá de la nostalgia de los exresidentes y las reclamaciones de sus herederos para poder establecerse o visitar libremente la tierra que vio nacer a sus padres, abuelos y bisabuelos, la reivindicación tiene también una motivación económica.

Debido a que Japón perdió la titularidad de las aguas que rodean a los Territorios del Norte, los pescadores de Nemuro, en la costa oriental de Hokkaido, la isla más septentrional de este país asiático, pagan cada año unos 460 millones de yenes (casi cuatro millones de euros) a Rusia para faenar a apenas tres kilómetros del pueblo, por lo que la devolución le supondría un importante ahorro a las cofradías.

Por su parte, Japón tiene hasta el momento una política firme con respecto a la devolución, aunque el alcance de sus exigencias varió y se ha vio condicionado por la injerencia de Estados Unidos, su principal aliado. Washington instó en 1956 a Tokio a no hacer concesiones ante su archienemigo comunista y a no aceptar la devolución de solo la mitad de las islas que preacordó con Moscú.

La Casa Blanca, además, amenazó con no retornar a Japón el archipiélago septentrional de Okinawa, que permanecería finalmente bajo control estadounidense hasta 1972. La posición del gobierno japonés sobre los «territorios del norte» no cambiará, así como su postura sobre la realización de actividades económicas conjuntas con Rusia en la zona, ha dicho en numerables oportunidades el jefe del Gabinete Japonés, Yoshihide Suga. «Nuestra declaración principal es que la posición de Japón en los territorios del norte y las actividades económicas conjuntas no cambiarán», dijo. «Continuaremos las conversaciones detalladas con Rusia teniendo en cuenta nuestra posición de que la cuestión territorial de las cuatro islas debe ser resuelta y un tratado de paz debe ser firmado». Al mismo tiempo, Suga mencionó un acuerdo alcanzado en la cumbre de Vladivostok para enviar otra delegación compuesta por funcionarios y empresarios japoneses a las Islas Kuriles del Sur para evaluar proyectos económicos conjuntos sobre el terreno.

Por otro lado Moscú cree que se necesita un diálogo de seguridad permanente con Tokio, sobre todo en el contexto de la crítica situación en la Península Coreanay y las Kuriles del Sur, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, en una reunión con su homólogo japonés, Taro Kono, al margen de la pasada sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. «Creemos que Rusia y Japón necesitan un diálogo permanente sobre la seguridad en el noreste de Asia, en primer lugar, debido a la crítica situación en la Península Coreana y las Kuriles del Sur, en este contexto, la posibilidad de hoy de intercambiar opiniones sobre esa y otras cuestiones es muy valiosa», dijo.

La opción de recuperar solo Shikotan y Habomai parece ser una posibilidad que el gobierno japonés volvió a contemplar en los últimos meses, aunque se duda de la respuesta que esta fórmula pueda tener en el público japonés así como de la postura al respecto de Estados Unidos. Expertos y medios rusos coinciden en que para Putin la soberanía sobre las Kuriles del Sur es algo intocable y que cualquier concesión en ese ámbito hundiría su popularidad en el país, donde la adhesión se considera legítima a raíz de la derrota nipona en la II Guerra Mundial. Si llegan o no a un acuerdo sobre este tema, durante el viaje de Putin -el primero de un presidente ruso a Japón para una cumbre bilateral en 11 años- también se espera la forma de una decena de convenios intergubernamentales de marcado carácter económico, reveló el Kremlin.