La nación más corrupta de América Latina
México es uno de los países que encabeza la terrible lista. Es el país con la mayor tasa de pago por sobornos en América Latina, con cifras que alcanzan el 51 %. Unos 90 millones de ciudadanos en América Latina y el Caribe se han visto forzados a pagar por servicios públicos durante el último año. Todo esto según el informe Barómetro Global de Corrupción 2017, que está basado en las encuestas de más de 22 000 personas en 20 países y concluye que el fenómeno va en ascenso en toda la región.
Según los resultados del estudio, los políticos y la policía son las profesiones más corruptas, mientras que los gobiernos están cada vez menos preparados o incluso menos dispuestos para combatir ese flagelo. El 87% de la opinión en Venezuela percibe que la corrupción ha aumentado en su país, mientras que esa misma percepción en Chile es del 80 %. El país que registró la tasa más alta de sobornos -entre la población que dijo haber solicitado servicios públicos- fue México con 51%, con República Dominicana en un segundo puesto con 46%.
Este sondeo del Barómetro Global de Corrupción se produjo en el marco de lo que Transparencia Internacional dice ser una preocupante tendencia, que está provocando la erosión de derechos humanos fundamentales, así como debilidad de las estructuras de gobierno; todo ello combinado con una creciente inseguridad y violencia.
A pesar de que el informe reconoce que en algunos países se han realizado avances en cuanto a poner al descubierto las élites corruptas -como el escándalo de Odebrecht, que inició por Brasil y ya ha salpicado a otros países- con mucha frecuencia no existe una sostenida voluntad política para revertir el flagelo de la corrupción. Así, además de que las dos terceras partes de los encuestados consideran que la corrupción va en aumento, más de la mitad de ellos opinan que la respuesta de sus gobiernos ha sido deficiente.
El informe destaca la imperiosa necesidad de aprovechar la disposición de muchos ciudadanos de cooperar en la lucha anticorrupción. Asimismo, recomienda un sistema judicial fuerte y transparente. Si no se resuelve este mal en ascenso, la ciudadanía seguirá desilusionada con el sistema de gobernabilidad en sus países, y no se resolverán los problemas de credibilidad que aquejan a muchos gobiernos en la actualidad.
