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viernes, 15 de diciembre de 2017

La "hormona del amor" que no tiene efectos secundarios

Por Diana Santos

La hormona del amor ha demostrado ser sin dudas es una de las más llamativas para la ciencia. Ya se había creado antes un homólogo de la oxitocina, pero ahora científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, se han propuesto superar a la primeriza creando un nuevo componente sin efectos secundarios. Tan potente y efectiva como la original, y sin perjuicios para la salud humana.

La oxitocina, popular por considerársele la hormona responsable del amor, también regula elementos fundamentales del comportamiento social de las personas como el sentimiento de amor maternal y la estimulación sexual. Sin embargo no solo es causante de tan positivos frutos, el científico Markus Muttenthaler ha explicado que también tiene una arista negativa que la convierte en responsable de la inoculación prolongada que causarían problemas en el sistema cardiovascular o la ruptura uterina.

Según los creadores de esta “nueva y mejorada” variante, la nueva oxitocina no activa las células de los músculos del corazón, por lo que muestra una alta seguridad en adultos y menores. Su impacto en la salud trasciende los meramente “sentimental”. La ciencia apuesta a que remedia enfermedades como el autismo, la migraña, la esquizofrenia, ansiedad y el estrés, aunque depende en gran medida de la capacidad del receptor.

La oxitocina es una hormona producida a nivel cerebral, en el hipotálamo.​ Como ejerce una función moduladora de los comportamientos sociales, se relaciona con los patrones sexuales y la conducta parental; se cree que esté involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad​ entre personas. «En su papel como neurotransmisor está implicada en comportamientos relacionados con el altruismo, la formación de vínculos, los comportamientos de cuidado, la empatía o la compasión, pero hay mucho más: tiene un papel fundamental en el comportamiento maternal y sexual, en los comportamientos de agresión y su presencia interviene en la regulación del miedo, eliminando las respuestas de parálisis», refiere Irene García Perulero, bióloga e investigadora de esta hormona.

Según amplía la especialista, su impacto se extiende al aprendizaje y la memoria, e incide en qué tan buenos fisionomistas seamos. Es vital en la producción de orgasmos, pues se activa para contraer las fibras musculares que permiten la eyaculación o las contracciones uterinas, lo que también facilita la formación de vínculos de pareja. Se relaciona con la monogamia y la fidelidad. Por supuesto, permite la cohesión entre grupos de personas y es fundamental para las relaciones sociales. No solo es conocida como «la hormona del amor», otros de sus apelativos son el «pegamento social» y «la hormona de los vínculos».

La oxitocina se descubrió a principios del siglo pasado y se sintetizó artificialmente por primera vez en 1953.