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lunes, 1 de enero de 2018

Los conflictos del Brexit

Por cuchita

El Brexit es un acuerdo adoptado por el Reino Unido y votado en un referéndum histórico pero muy discutido y cuestionado, comenzó su cuenta regresiva a principios de este año, proceso que debe durar al menos dos más para que los británicos retomen el control de todo. No obstante, existen algunos obstáculos que están limitando el desarrollo de este difícil proceso, que comenzó apenas provocando una profunda división: por una parte Escocia e Irlanda del Norte, contrarios a la separación y por otra Gales, entre otros territorios ingleses que la favorecen. Otros inconvenientes no menos espinosos se ciernen sobre el Brexit.

La cuestión de Irlanda

La sombra del veto que impide la marcha de las negociaciones para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha oscurecido el panorama del Brexit, cuando el primer ministro de Irlanda Leo Varadka ha exigido priorizar los intereses irlandeses. Esto ha sido facilitado por la pérdida de la mayoría absoluta de la Primera Ministra Theresa May, que ahora debe tener en cuenta a los del DUP opuestos a todo lo que aparte a Irlanda de Londres. Pudiera pensarse que el dilema es solo comercial si solamente se tiene en consideración que, en la hasta ahora frontera invisible entre Irlanda del Norte e Irlanda, donde existe una sola demarcación administrativa y económica y un considerable florecimiento económico, después del Brexit, más de cincuenta pasos fronterizos tendrían la difícil misión de controlar lo incontrolable y se haría muy difícil el comercio. La primera ministra ha prometido sin embargo que no existiría frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte.

Por otro lado está el fantasma del conflicto armado que culminó en el año 1998, a partir de los Acuerdos de Viernes Santo de 1997, luego de treinta años de cruenta lucha y aunque nadie imagina se pueda reiterar, se ha observado un aumento de agresiones, conflictos varios, actividades paramilitares y la escisión facilitaría la radicalización de las personas, especialmente de los jóvenes. La imposición de una frontera física parece inadmisible. La primera ministra May no estaría de acuerdo, por eso Londres insiste en que no habrán barreras ni militares que las defiendan, que no habrían controles migratorios, solo contención y prevención tecnológica que permitan monitorear la zona limítrofe. Sin embargo, en caso que los hubiera, ya se ha advertido que la reacción no sería tan pacífica como algunos esperan. Irlanda en todo caso tiene derecho a vetar cualquier decisión.

El precio de lo económico

El Brexit tiene un elevado coste económico para el Reino Unido, y algunos incluso auguran que su salida de la Unión Europea sea breve y que puede sustituirla un “Brentry”, es decir el retorno a la UE, pues es su principal aliado económico. Londres y Bruselas han acordado que el Reino Unido debería desembolsar entre 45.000 millones a 55.000 millones de euros para salirse de la UE, cantidad aproximada a la que había fijado la Comisión Europea. La tercera parte de los británicos considera que si salen de la UE estarían peor desde el punto de vista económico. Precisamente hoy 4 de diciembre sería la fecha tope para la primera ministra exponga sus consideraciones acerca de temas tan cruciales como los derechos de la ciudadanía, Irlanda y el dinero que debe abonar el país pues la próxima semana, entre el 14 y 15 de diciembre, la Unión Europea deberá decidir si las negociaciones alcanzan la segunda etapa.

Los derechos de los ciudadanos

La incertidumbre acerca de los derechos de los ciudadanos en el Reino Unido ha sido expresada en varias ocasiones. Se ha planteado que debe existir igualdad de derechos respecto a los ciudadanos comunitarios residentes en el Reino Unido y respecto a los británicos que viven en países que pertenecen a la Unión Europea en materias tales como educación, salud y otras prestaciones de corte social. Esta postura se alcanzó el 5 de abril del presente año por el Parlamento europeo. En todo caso, la primera ministra ha asegurado que los ciudadanos de otros países de la Unión Europea no tendrían que irse del Reino Unido.

Los problemas del Brexit sin embargo, no se limitan a estos tres dilemas y por si fuera poco Theresa May llega a Bruselas con muy pocas opciones para negociar lascondiciones que se esperan.