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miércoles, 25 de abril de 2018

La Ciencia contra el fracking

Por thais

El fracking o fractura hidráulica consiste en una técnica que posibilita la extracción del gas y petróleo del subsuelo. De acuerdo a ciertas estadísticas que datan del 2010, el 60 por ciento de los pozos de extracción en uso cuentan, en su elaboración, con esta técnica. Sin embargo este tipo de procedimientos ha ganado algunos detractores.

A pesar de que algunos países consideren está técnica como una muy atractiva fuente de energía eléctrica, diversos estudios realizados demuestran lo contrario. Por ejemplo la investigación de un equipo de especialistas de la Universidad de Manchester, Reino Unido, arribó a la conclusión de que casi cualquier otra fuente de generación de energías es más sostenible que las rocas de esquisto. Los investigadores analizaron unos 18 indicadores de diversas fuentes de energía eléctrica, entre los que se citan el carbón, la energía nuclear, gas natural energía solar eólica e hidroeléctrica y el uso del gas de esquisto, con el objetivo de medir los impactos reales en sus dimensiones económicas, sociales, teniendo en cuenta la contaminación medioambiental, el costo de electricidad producida, la creación de empleos y la apreciación del público.

Los resultados del estudio, publicado en la revista ‘Science of the Total Environment’ alegan que para considerar el gas de esquisto tan sostenible como la energía eólica o solar, se hacen necesarias algunas reformas. Por ejemplo, una reducción significativa del impacto medioambiental que trae consigo e incrementar la generación de empleo en el sector. Deben aumentar en general los niveles de sostenibilidad de esta técnica de extracción para que pueda competir en beneficios con el gas natural. ‘’Este estudio muestra claramente que, aun dando la misma importancia a los aspectos medioambientales que a los económicos y sociales, el gas de esquisto ocupa el séptimo lugar entre las actuales opciones disponibles para generar electricidad’’, afirma Adisa Azapagic, autora principal de la investigación y miembro de la facultad de Ingeniería Química y Ciencias Analíticas de la Universidad de Manchester.

Concluyendo casi cualquier otra fuente de energía, al menos las analizadas en el estudio, demuestran ser más sostenible en todas sus dimensiones, que la explotación del gas de esquisto, lo que demuestra la urgente renovación en la industria con el objetivo de modernizarla y hacerla más duradera en el tiempo.