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domingo, 15 de abril de 2018

Se puede vivir del aire

Por ElizabethF.

La vida y esa capacidad para no dejar de ser, aún en las condiciones más inhóspitas y en los parajes más extremos de este planeta que habitamos, no deja de sorprendernos cada día ante los nuevos misterios develados, que casi nos dejan sentada la posibilidad de que en otros mundos o lugares más recónditos de nuestro Sistema solar, la vida extraterrestre también pudiese desarrollarse, al menos en su forma más primitiva.

Si tiene dudas de ello, basta conocer como han proliferado algunos organismos, como es el caso de un reciente hallazgo por parte de un equipo de científicos. El suceso tuvo lugar en la fría Antártida, donde los investigadores encontraron que los microbios, en esta región extrema del planeta Tierra, tienen desarrollada una capacidad, no conocida con anterioridad, de captar hidrógeno, monóxido de carbono y también dióxido de carbono del aire con el propósito de mantenerse con vida, incluso en medio de las condiciones más extremas.

Lo interesante es que no se trata solamente de este descubrimientos en microrganismos, en la región más helada de nuestro planeta, sino que este hallazgo tiene una connotación incluso mayor, en tanto sugiere que los microbios extraterrestres podrían también, dado el caso, depender del seguimiento de los diversos gases atmosféricos para sobrevivir.

La Antártida se caracteriza de hecho por ser uno de los parajes más extremos del globo terráqueo. Sorprendentemente, los lugares fríos, oscuros y secos, son también el hogar de una diversidad muy rica de las llamadas comunidades microbianas, sostiene la profesora Belinda Ferrari, científica asociada de la Universidad de New South Wales de Sydney, y quien es la autora principal del estudio.

Ante la gran incógnita, de cómo pueden los microbios sobrevivir en condiciones de poca agua, con suelos escasos en carbono orgánico y cuando además existen reducidas capacidades para producir energía solar mediante la fotosíntesis en medio de la oscuridad del invierno, impresiona lo que estos científicos han encontrado.

“ Sucede que descubrimos que los microbios han logrado desarrollar mecanismos para nada más y menos que vivir del aire y que de ese modo pueden obtener la mayor cantidad de la energía y el carbono que requieren para eliminar los gases atmosféricos, teniendo en cuenta el hidrógeno y el monóxido de carbono”, explicó Ferrari.

El estudio fue elaborado a partir de la recolección de muestras de suelo de dos sitios costeros, además libres de hielo en regiones diversas de la Antártida oriental. Robinson Ridge, situado a 10 kilómetros de Casey Station, en Wilkes Land fue uno de ellos, mientras el otro fue Adams Flat, ubicado a 242 kilómetros de la estación Davis en Princes Elizabeth Land. Aclaran los científicos que ambas áreas se consideran desiertos polares prístinos, los cuales están desprovistos de plantas vasculares.

A partir de ahí, el grupo de investigadores estudió el ADN microbiano presente en el suelo superficial de estos dos lugares, y se dieron a la tarea de reconstruir los genomas de unos 23 de los microbios que vivían en dichas zonas, incluso algunos de los primeros genomas de dos grupos de bacterias, las cuales eran previamente desconocidas, y son llamadas WPS-2 y AD3.

En ese sentido hallaron que en el caso de las especies dominantes de los suelos, las mismas contenían genes que les proporcionaban una gran afinidad tanto por el hidrógeno como por el monóxido de carbono, lo que les posibilitaba eliminar los llamados gases traza del aire, a un ritmo por demás lo suficientemente alto para mantener cubiertas sus necesidades de energía y apoyar la producción primaria sin problemas.

Lo más novedoso es que esta nueva comprensión que arroja el estudio sobre el hecho de cómo la vida todavía puede existir a contralógica en ambientes físicamente extremos y muy carentes de nutrientes como es el caso de la Antártida, abre la extraordinaria posibilidad de que los gases atmosféricos tengan la inigualable función de apoyar la vida en otros planetas diferentes al nuestro.

Porque si bien la mayoría de los organismos utilizan la energía del sol o la tierra para crecer y desarrollars, queda sobre la mesa una nueva forma. Eso sí, se requiere de más investigación para comprobar si este uso novedoso por parte de los microbios, de los gases atmosféricos como fuente de energía alternativa está solamente presente en la Antártida, o también se halla en otros lugares, incluso fuera de la Tierra,

Por lo pronto este estudio, elaborado por prestigiosos investigadores de la UNSW, así como de la Universidad de Monash y el Centro Australiano de Ecogenómica de la Universidad de Queensland, además de GNS Science en Nueva Zelanda y la División Antártica de Australia, y cuyos resultados han sido publicados en la revista Nature nos invita a dudar de lo “conocido” y a continuar develando los misterios de la vida.