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domingo, 17 de junio de 2018

Leer es saludable

Por Miss GD

Para muchas personas, no había nada mejor que leer un buen libro antes de acostarse, después de un día agotador, pues las obras literarias tienen el don de relajar mientras aportan conocimientos. Hace unas décadas, las fotografías dejan claro que los libros eran la mejor compañía para muchos, esos que mataban las horas de tedio o que reafirmaban una larguísima línea cultural , académica o de cualquier otro tema, que hacía a aquellos que los disfrutaban, empaparse cada vez más de novedodosos conocimientos.

Libros y publicaciones han estado presentes desde los albores de la humanidad, incluso cuando el lujo de saber leer era solo de unos pocos privilegiados, pero el hecho es que la más amplia información siempre se ha movido a través de los escritos, la historia completa de la humanidad está contada en millones de obras literarias, de las cuales muchos disfrutaban.

En la actualidad, todo ha cambiado. A pesar de que aprender a leer ya no significa lujo, sino un hábito de supervivencia, la disminución del hábito de lectura, sobre todo en los más jóvenes, se ha hecho patente en el mundo.

Una de las causas de esta poca motivación puede ser la influencia, en el contexto mundial, de los medios audiovisuales como la televisión, la radio y la Internet. Con estos nuevos entretenimientos, los adolescentes olvidan dedicarle un tiempo a leer un libro, ya sea una novela o un pequeño cuento.

Los jóvenes no sienten motivación alguna por la lectura. Algunos aluden al poco tiempo libre; otros, al cansancio, y algunos a la relación de los libros con el estudio. Pero muchos también manifiestan, como pudo verse en la actividad, inconformidad con los temas que abordan las creaciones literarias de hoy en día.

Este escaso desarrollo del hábito de lectura ha traído como consecuencias la proliferación de los malos usos del idioma, las garrafales faltas de ortografía, y el poco dominio de la historia y la cultura universal. Para muchos jóvenes, leer consiste solo en descifrar los mensajes del celular y los carteles de los precios en las tiendas ¿Será esto suficiente para su desarrollo profesional? A medida que una persona deja de realizar esta actividad periódicamente, su vocabulario empobrece y su capacidad de análisis disminuye, por lo que se convierte en un marginado que no posee ningún tema de conversación.

Los deficientes servicios de las librerías y bibliotecas públicas contribuyen igualmente a la baja tasa de lectores. Las obras antiguas se pierden por el paso de los años y los maltratos, a tal punto que los jóvenes no conocen los escritos de Emilio Salgari, ni de Isabel Allende o Gabriel García Márquez.

La restauración de viejas obras y la adición de otras nuevas en las bibliotecas es un aspecto que deben mejorar las instituciones dedicadas a la cultura en el país.También se deben publicar obras de temas variados, para el disfrute de los lectores, y los literatos deben donar también su experiencia a las nuevas generaciones, en encuentros y conferencias.

Los jóvenes deben familiarizarse más con los hábitos de lectura, para descubrir otros horizontes del conocimiento ajenos a la realidad, pero también para poder entender las transformaciones de un mundo cada vez más dañado. Si algo necesita el mundo actual, es una integración de la historia del pasado y las modernas ideas del presente y eso solo puede lograrse mediante el amplio conocimiento que se obtiene de la lectura.

Leer las memorias de otros nos dará una visión de esos errores que hemos cometido a lo largo de la historia para poder corregirlos y a la vez nos otorgará la cultura necesaria para hacer frente a los múltiples desafíos del futuro, solo así la humanidad podrá buscar formas de avanzar en este futuro incierto dominado por la guerras y el cambio climático.