Pakistán se viste de luto
Cinco horas de disparos, explosiones y pánico han dejado 60 muertos y 120 heridos en la academia de policías de Quetta, al oeste de Pakistán. El Estado Islámico no ha tardado en reivindicar la autoría de los hechos, aunque generales pakistaníes aseguran haber interceptado comunicaciones de un grupo suní yihadista que actúa en Pakistán. ¿Competencia o nuevo aliado del ISIS?
Según el ministro de interior, Safraz Bugti, tres hombres vestidos de camuflaje han tiroteado al centinela de la academia y han irrumpido en las habitaciones de los cadetes durante la madrugada, donde ha empezado el tiroteo y la toma de rehenes. Testigos supervivientes aseguran que los terroristas llevaban la cara cubierta e iban armados con kalashnikovs y bombas suicidas. Dos de los terroristas se han inmolado, causando así un gran número de muertes, y el tercero ha sido abatido por la organización paramilitar Cuerpo de Fronteras. La mayoría de víctimas mortales tenían entre 15 y 25 años, mientras que el centenar de heridos son básicamente instructores en la misma escuela.
Centenares de alumnos fueron evacuados de la escuela de policía mientras las fuerzas de seguridad acudían para hacer frente a los terroristas. Sin embargo, no es la primera vez que la ciudad de Quetta sufre los ataques del terror islámico o de grupos separatistas. El asalto a la academia de policías no solo pone de manifiesto las tensiones entre diferentes ramas de la región, sino que además ha sido el mismo día que se abre una comisión judicial para investigar la última agresión contra la ciudad: en Agosto hubo un atentado contra la sala de urgencias de un hospital.