El juego sucio de Turquía con los refugiados
Las relaciones entre Turquía y la UE siguen deteriorándose después de que el presidente turco, Tayyip Erdogan amenazara con abrir sus fronteras a aquellos refugiados que deseen llegar a Europa. Las declaraciones de Erdogan llegan en respuesta al voto del pasado jueves en el Parlamento Europeo en el que se pidió paralizar las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE. Turquía recibe ayudas económicas desde la UE a cambio de gestionar los refugiados procedentes del Este, además de que vería liberalizado su régimen de visados para sus ciudadanos, hecho que aún no se ha producido.
Oficiales de inteligencia griegos calculan que cada día llegarían a Grecia unas 3.000 personas si el presidente de Turquía abriese las puertas de la frontera. Los analistas alertan del creciente número de personas que esperan en las costas de Turquía a que Erdogan levante la prohibición de viajar a los países de la Unión, según un artículo publicado en el Times londinense. La Unión Europea urge a Ankara a respetar el pacto de los refugiados y Jean Claude-Junker insta al gobierno turco a hacer autocrítica y preguntarse por qué los ciudadanos turcos no son libres de moverse por Europa.
En una entrevista concedida a un periódico belga, Junker ha dicho este fin de semana que Turquía se ha distanciado de los valores democráticos de la UE que defendía unos años antes. Erdogan se niega a cambiar su legislación anti-terror, y ha asegurado además que su intención es alargar al menos 6 meses más el estado de emergencia que se mantiene desde el fallido golpe de estado en Julio. Erdogan asegura que Turquía es su trabajo, y no el de la Comisión Europea, a los que espetó “aprended cuál es vuestro sitio”.
