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sábado, 26 de noviembre de 2016

Pensar lo imposible nos hace sabios

Por Juan

El referéndum británico sobre la pertenencia a la UE. Y ahora, la elección presidencial en EE.UU. Dos hechos binarios donde los resultados que parecían sumamente improbables (a juzgar por las apuestas y los precios en los mercados financieros) sucedieron. ¿Cómo respondemos a esta aparente crisis global de predicciones?

En primer lugar, los inversores deben dejar de tratar de predecir o posicionarse en función del resultado de eventos políticos binarios. Sabemos que los sesgos humanos de los inversores, como el hecho de sobrestimar la probabilidad de sucesos «poco comunes», pueden deformar nuestro pensamiento inversor. Es mejor analizar los resultados políticos en EE.UU. y en el Reino Unido como parte de tendencias globales más amplias y centrarse en buscar formas de sacar provecho de esas fuerzas subyacentes persistentes.

El debate sobre la globalización frente al nacionalismo se ha intensificado con los cambios demográficos: el envejecimiento de la población en los países desarrollados podría contribuir a un crecimiento bajo, un alto nivel de ahorro y a una baja inflación. También se ha avivado el descontento popular ante la percepción de que las recientes tendencias económicas y la política benefician de manera desproporcionada a los ricos.

Estas problemáticas son similares en los distintos países. Pero elecciones democráticas y conclusiones de inversión difieren considerablemente. Para evitar quedar excesivamente expuestos a un régimen político cuyos efectos sobre los mercados podrían ser favorables o dañinos, se recomienda un enfoque de inversión bien diversificada en distintas clases de activos y regiones.

En segundo lugar, debemos seguir esforzándonos por formular las preguntas adecuadas y por escuchar las respuestas de un número aún mayor de fuentes. Muchos problemas de inversión tienen origen en la falta de imaginación, la incapacidad para «pensar lo imposible».

Si bien no considerábamos que el triunfo de Donald Trump fuera el resultado más probable de la elección, estamos obligados a planteárnoslo. Hemos de acostumbrarnos a vivir con escenarios improbables, y aunque no se produzcan resultados atípicos, esta disciplina nos obliga a evaluar diariamente los riesgos que se ciernen sobre nuestras visiones centrales. Como dijo Dwight D. Eisenhower, “los planes no son nada; planificar lo es todo”.

En el horizonte se perfilan más eventos políticos binarios: el referéndum italiano, la segunda vuelta de la votación para presidente en Austria, y las elecciones en Francia, Países Bajos y Alemania el próximo año. Pero, ante estos posibles puntos de inflexión política, debemos recordar que la inversión exitosa a largo plazo tiene más que ver con sobrevivir a los resultados que con tratar de adivinar de qué cara caerá cada moneda.

Hemos por tanto de mantenernos atentos a las tendencias económicas a medio plazo, al crecimiento de los beneficios y a la evolución de las divisas al tomar decisiones centrales en la asignación de activos. Los inversores que deseen protegerse del riesgo de eventos binarios podrían plantearse un enfoque de cobertura sistemática que identifique índices bursátiles cuyas opciones ofrecen la forma más eficiente y económica de protegerse de las corrientes masivas de venta de los mercados.

Resistir muchas veces es vencer.