Jammeh se aferra al poder
Tras 22 años siendo presidente de Gambia gracias a un golpe de estado, Yahya Jammeh perdió las últimas elecciones el pasado Diciembre. Sin embargo, se niega a retirarse de su cargo y abandonar el palacio presidencial. Le han dado un ultimátum: tiene hasta el mediodía de hoy para abandonar Gambia, o de lo contrario, Senegal – junto con otros países como Ghana, Togo o Mali, y el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU – empezarán una intervención militar para desalojar al exmandatario. Las tropas senegalesas entraron ayer en el país, movilizando tanques, parte de la aviación e incluso un barco. Ahora esperan el resultado de las últimas negociaciones diplomáticas.
El vencedor de las elecciones fue Adama Barrow, que ayer juró su cargo como nuevo presidente en la embajada gambiana en Senegal. Barrow, que ha sido reconocido por la comunidad internacional como nuevo dirigente de Gambia, se refugió en el país vecino el 15 de este mes tras la escalada de tensiones entre el presidente saliente y el entrante. Tras su juramento, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió apostar por un traspaso de poder pacífico, pero parece que el expresidente aún no se ha hecho a la idea. Se ha barajado la opción de obviar los crímenes de Jammeh contra la humanidad, iniciativa que se ha descartado para evitar sentar precedente en otros países.
A principios de semana el exmandatario decretó el estado de emergencia y prolongó su mandato 90 días más. Si bien parecía que tras las elecciones había aceptado su derrota, hace un par de semanas Jammeh intentó anular, vía judicial, los resultados electorales alegando manipulación, pero el Tribunal Supremo no encontró razones de peso y le dijo que no, que esto no valía. Desde entonces, ocho miembros de su gabinete lo han abandonado, y más recientemente también ha dimitido su vicepresidente.
En Banjul, la capital de Gambia, ayer hubo celebraciones discretas por el juramento del nuevo presidente, pero con el presentimiento de que pronto podría estallar un conflicto. Según la agencia de refugiados de la Naciones Unidas, más de 26.000 personas han escapado a Senegal desde las elecciones por miedo a ser arrestados.