Desobediencia y prevaricación… ¿o democracia?
El que fue el presidente de la Generalitat catalana la pasada legislatura, Artur Mas, se ha sentado hoy en el banquillo acusado de desobediencia y prevaricación. Le han acompañado Irene Rigau (ex Consejera de Enseñanza) y Joana Ortega (ex vicepresidenta). La justicia quiere investigar si hubo delito cuando en 2014 convocaron un “proceso participativo” para sustituir el referéndum sobre la independencia que el Tribunal Constitucional había prohibido por no ser de su competencia. Mas ha asegurado que “la iniciativa fue mía”, pero que no había salido adelante sin la colaboración de los 42.000 de voluntarios y de los otros miembros del gobierno, lo que incluye a Ortega, Rigau y Francesc Homs.
Mas, que solo ha respondido a las preguntas de la defensa y ha obviado las de la fiscalía, cree que actuó por “raíces profundas y estrictamente democráticas” cuando tuvo que escoger entre obedecer al TC u obedecer la voluntad de la ciudadanía. Además, ha puntualizado que desde el principio y en todo momento, estaba muy claro que el “proceso participativo” no tendría consecuencias jurídicas ni sería vinculante. Ha recordado que, para dar legitimidad al proceso, meses más tarde se convocaron unas elecciones autonómicas (el resultado de las cuales sí que era vinculante, por supuesto) y que dotó al Parlamento catalán con una mayoría independentista.
Ironías de la vida, ha citado al mismo presidente del gobierno para demostrar que el “proceso participativo” no fue prohibido por el TC, recordando que Rajoy había dicho el día anterior que eso no era un referéndum ni nada parecido, y que carecía de toda legitimidad. Además, los fiscales catalanes no encontraron indicios de delito en el 9N, otro punto a favor que juega a favor del expresidente.
Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau han llegado a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña apoyados por 40.000 personas (cifras de la Guardia Urbana que coinciden con las de ANC, Òmnium Cultural y AMI). Estas entidades habían organizado hasta 150 autobuses para trasladar los simpatizantes ante las puertas mismas del TS. Se han escuchado lemas como “fuera, fuera, fuera la justicia española” y “yo me acuso de haber votado”.