Trump juega fuerte y pone en duda Basilea III
Donald Trump, presidente de EE.UU., pone en peligro el acuerdo de Basilea III previsto para Marzo de este año, tras el aplazamiento en el mes de Enero por discrepancias de criterio entre los supervisores norteamericanos y algunos europeos sobre el modelo interno de los bancos para detectar el nivel de riesgo de sus operaciones. De este modo, Trump podría desperdiciar todo el trabajo realizado por supervisores internacionales en materia de regulación financiera desde que se iniciara la crisis en EE.UU. Además, el vicepresidente del Comité de Servicios Financieros de la Administración de Trump, Patrick Mchenry, considera inaceptable que la Fed siga negociando y participando en foros internacionales sobre regulación financiera sin transparencia, responsabilidad o autoridad para hacerlo.
La reacción en Alemania no se ha hecho esperar: el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, considera absurdas las declaraciones realizadas por la Administración de Donald Trump que señalan a Alemania como principal manipulador del euro con el fin de obtener ventajas competitivas en las exportaciones respecto a sus socios comerciales. De este modo, Weidmann se une a las declaraciones de Mario Draghi del pasado lunes en Bruselas y destaca que la competitividad de la economía germana no es consecuencia de manipulaciones políticas y recuerda que Alemania siempre ha cuestionado la laxitud de la política monetaria implementada por el BCE.
En un contexto donde la política monetaria ha desvirtuado cualquier realidad financiera posible, emprender un viaje hacia la desregulación de los bancos en EE.UU. parece el camino más corto hacia una nueva crisis y un nuevo crash bursátil, que a buen seguro ya no podrán contar con el apoyo de los estados para rescatar a los actores malheridos. Si no se pone freno a estas iniciativas y se emprende un camino como el que Alemania propone, las élites financieras seguirán destruyendo el desarrollo obtenido por las sociedades occidentales. La administración Trump ha de pensar muy bien si está dispuesto a correr este riesgo porque más allá de los intereses para los que trabaja, cuando los mercados se vuelven exuberantes e irracionales, todos pueden ser víctimas de los mismos, incluso los propios que efectuaron la desregulación.