Volvemos a las "trumpadas"
El presidente de EE.UU, Donald Trump, firma dos órdenes ejecutivas para empezar a tramitar la eliminación de la Ley Dodd Frank, aprobada en 2010 por Obama, que salió con el fin de evitar nuevas crisis financieras como la causada por Leman Brothers en 2008. Trump da un paso hacía la desregularización de la industria que suponía hasta ahora grandes costes a las entidades, ya que considera que la Ley Dodd Frank perjudica a los mercados, reduce la disponibilidad de crédito y pone límites al crecimiento de la economía y a la creación de empleo.
Esta medida de la administración Trump va a tener unas consecuencias muy claras: en el corto plazo va a permitir a la banca - y a la economía en general, expandirse, recogiendo todos los frutos de una política monetaria expansiva, pero en el largo plazo va a significar que la economía vuelva a sufrir una crisis derivada de los excesos de los mercados financieros. Con esta medida se le está dando de nuevo a los agentes financieros la capacidad de volver a repetir los errores del pasado. Habrá grandes ganadores en la próxima crisis, pero también habrá muchos perdedores, y todos sabemos quiénes van a ser: los ciudadanos de a pie. Parece mentira cómo el capitalismo confunde crecimiento con desarrollo, y cómo el poder político queda rendido regularmente a los intereses de unos pocos.
Se acelera la creación de empleo en Estados Unidos y el mercado laboral da señales positivas. En Enero se crearon 227 mil puestos de trabajo desde los 157 mil anterior y por encima de los 180 mil esperados. Por su parte, la tasa de paro repuntó una décima hasta el 4,8%, pero este incremento de la tasa de paro se debió a una mayor población activa, que llevó a que la tasa de actividad de la economía se elevara dos décimas hasta el 62,9%, registrando el segundo mes consecutivo de subidas. Finalmente, por el lado de los salarios, el crecimiento se moderó hasta el +2,5% interanual desde el +2,8% anterior, lo que refleja que la mejora del empleo no se está traduciendo en rápidas subidas de los salarios y un incremento acelerado de las presiones inflacionistas.
Siguiendo con Estados Unidos, el ISM no-manufacturero bajó una décima en enero hasta el 56,5, manteniéndose así la confianza de los empresarios en niveles elevados. Dato positivo de los pedidos a fábrica, que en enero crecieron un +1,3% mensual desde el -2,3% anterior. Por su parte, los pedidos de bienes duraderos cayeron un -0,5% mensual, pero retirando los componentes más volátiles (gasto en defensa y aviones) crecieron un +0,7%, dando señales de recuperación de la inversión. Todos son buenos datos para la economía norte-americana que se va a recuperar para poder volver a pagar todos los destrozos que los agentes financieros propiciarán dentro de unos años al verse con las manos libres de nuevo para operar sin límites.
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