EE.UU. muestra músculo y detona “la madre de todas las bombas”
Con el objetivo de destruir un poderoso enclave del autodenominado Estado Islámico (EI) en Afganistán, y quizás para enseñar músculo a advertir a todos aquellos que se atreven a desafiar su poderío militar, Estados Unidos utilizó este Jueves en ese país del Oriente Medio su más potente explosivo no nuclear, conocido como la “madre de todas las bombas”.
El artefacto fue lanzado con éxito contra un complejo de túneles que el grupo terrorista usaba como base en el distrito de Achin, en la oriental provincia de Nangarhar. De acuerdo con los datos del Ministerio de Defensa afgano, el ataque permitió causar 36 bajas a las huestes radicales, sin que se haya producido ningún daño colateral o la muerte de algún civil. Por su parte, el general John Nicholson, jefe de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, cifró en más de 95 los muertos producto de la gigantesca bomba, la cual, dijo, es “la munición adecuada para reducir los obstáculos y mantener el impulso de nuestra ofensiva” contra los yihadistas.
El bombardeo del Jueves fue el primer uso en combate de este armamento, con denominación formal GBU-43/B. Su peso aproximado es de nueve toneladas y fue desarrollado por el Laboratorio de Investigaciones de la Fuerza Aérea estadounidense. La madre de todas las bombas, o MOAB, por sus siglas de referencia popular en inglés, fue lanzada desde un avión a gran altitud. La operación fue celebrada por el presidente estadounidense, Donald Trump, que la calificó como “una misión muy exitosa”. “Tenemos los mejores militares del mundo, y volvieron a hacer su trabajo, como es su costumbre”, expresó el actual inquilino de la Casa Blanca, que en las últimas semanas ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de ordenar ataques y bombardeos sobre objetivos enemigos.