Los titulares sensacionalistas ya cansan
Al conocerse unas cifras de precios al consumidor de EE.UU. más débiles de lo esperado, han surgido titulares sobre la pulverización de la Trumpflación. Lo cierto es que la mayoría de las predicciones son exageradas y hay una desconexión entre la realidad fundamental de la economía y el sensacionalismo económico que muchos medios de comunicación emplean para aumentar su alcance. La realidad es tozuda y demuestra que a final los mercados se fundamentan en valores económicos y no sólo en sentimientos momentáneos.
Han transcurrido cinco meses desde las elecciones en EE.UU. y las reformas del sistema sanitario, infraestructuras y legislación tributaria aún no se han materializado. Lejos de alcanzar niveles más altos como muchos preveían, el USD se ha depreciado un 3% desde el máximo posterior a las elecciones. Contra todo pronóstico, la presidencia de Trump no ha provocado una crisis constitucional ni el colapso del comercio mundial.
Diez meses después del voto a favor del Brexit, el Reino Unido no se ha sumido en una espiral de olvido económico ni ha avanzado significativamente hacia una estrategia de salida coherente. Y en China los datos de crecimiento se han mantenido firmes, la fuga de capitales se ha moderado, y el presidente Xi Jinping incluso ha tenido tiempo de saborear una tarta de chocolate con el presidente Donald Trump.
Qué decir sobre las posiciones de la Administración estadounidense a favor de Rusia, y en contra de China y de la Reserva Federal han cambiado: en el último mes, EE.UU. se enfrentó a Rusia con un ataque aéreo sobre Siria; el presidente estadounidense no considera que China esté manipulando el mercado cambiario; y ahora se manifiesta a favor de «una política de tipos de interés bajos».
Una vez más ha quedado demostrado que las «verdades» políticas no están garantizadas. La lección que podemos extraer de todo esto es que cualquiera que sea el resultado de las elecciones francesas, las consecuencias para los mercados tenderán a matizarse con el paso del tiempo y distarán mucho de las predicciones de los medios de comunicación. Los titulares sensacionalistas ya casan.