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lunes, 5 de junio de 2017

¿Aprende nuestro cerebro mientras dormimos? La verdad detrás de un mito

Por Diana M.

En nuestra época de colegiales generalmente estudiamos para los exámenes como método de consolidación de lo aprendido el día de clases. ¿Qué tal si supiéramos que la mejor vía para integrar y consolidar conocimientos es dormir? Parece un chiste ¿verdad? Siendo así tendríamos menos problemas con nuestros padres si nos sorprenden echando un pestañazo horas antes del examen. Pero es más que un deseo de adolescente, la ciencia lo ha demostrado. El cerebro no aprende mientras dormimos, pero sí lleva a cabo la función de integrar los nuevos conocimientos adquiridos durante el día en nuestra memoria. Sería algo así como el tiempo más productivo del día.

Durante años muchos intentaron emplear diferentes técnicas e instrumentos para demostrar que se podía aprender idiomas, o lecciones específicas de determinadas materias si durante las horas de sueño las escuchábamos. Partían de la hipótesis de que nuestro cerebro no descansa en las noches, se mantiene activo, aprendiendo nuevas cosas mientras nuestro cuerpo reposa. Pero estudios neurocientíficos más profundos demostraron que no era posible. Sin embargo, sí permite consolidar nuestra memoria.

¿Qué hace el cerebro mientras dormimos?

 Compararlo con una computadora es el símil más adecuado en este caso. Una vez que cerramos nuestros ojos y pasamos a la inconciencia, nuestro cerebro comienza un proceso de desfragmentación del disco duro. Toma la información importante aprendida durante el día, la clasifica por tipos y la envía a determinadas zonas de nuestro cerebro, allí permanecerán en forma de memoria. Las menos importantes las desecha y van a parar a la papelera de reciclaje. Así que si al siguiente día nuestra amiga nos pregunta si recordamos el collar que llevaba, y la respuesta es no, ya sabrán por qué.

Sobre este fenómeno Susanne Diekelmann, nerocientífica de la Universidad de Tubingen en Alemania, señala:

“Ayuda a estabilizar los recuerdos e integrarlos en una red de memoria a largo plazo. El sueño también nos ayuda a generalizar lo que hemos aprendido, lo que nos da flexibilidad para aplicar conocimientos a nuevas situaciones”.

Se dice que la persona más inteligente no es la que ha estudiado más, sino la que es capaz de aplicar los conocimientos aprendidos a las situaciones de la vida cotidiana; por tanto dormir, es una de las claves para hacernos más inteligentes. Los estudios para estimular un sueño más productivo, en términos de memoria continúan. Sin dudas, la cotidianidad de las personas cambiaría, si en vez de intentar exprimir cada segundo de la jornada, tomar café en exceso, estimulantes y otras sustancias que le inhiban el sueño, entendieran que quizás la mejor manera de aprender y ser productivo es justamente, tener una profunda siesta.