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sábado, 24 de junio de 2017

La ampliación de Canal de Panamá y su impulso al comercio mundial

Por LauraB

Este 26 de junio se cumplirá un año de la apertura de las nuevas esclusas de la ampliación del Canal de Panamá. Esto ha permitido incrementar en un 22 por ciento el tonelaje que pasa por toda esa vía. Directivos del lugar ya tienen pensado otra ampliación para el año 2025. No obstante de proceder esta idea serían necesarias nuevas esclusas para transportar mercancías en buques de mayor tamaño. Los contenedores súper grandes, conocidos como ULCS por sus siglas en inglés, se producen en serie en Corea del Sur y Japón. Las dimensiones de esos ULCS son de 400 metros de eslora (largo) y 60 de manga (ancho).

Muchos consideran la llamada era PosPanamax al panorama posterior a la ampliación de esta obra icónica del país panameño. Ello permitió aumentar el flujo comercial internacional y por su puesto la creación de puestos de trabajo. “Somos la ruta que une al continente y al mundo a través del Istmo de Panamá”, dijo el presidente panameño, Juan Carlos Varela, cuando inauguró la ampliación de la esclusa de Agua Clara, provincia de Colón.

Ya desde el siglo XVI se pensó en la idea de unir al Atlántico con el Pacífico para el trasiego de mercancías. La historia del Canal data de 1876 cuando Estados Unidos creó una comisión para construir un ambicioso Canal Interoceánico por Nicaragua, proyecto del entonces presidente Ulysses S. Grant (1869–1877). Sin embargo, Francia se adelantó y el 5 de julio de 1874 el conde Ferdinand de Lesseps fundó la Compañía Universal del Canal Interoceánico con el propósito de erigir un conducto, pero por Panamá. Lesseps diseñó un canal parecido al que proyectó en Suez, Egipto. A pesar de lo novedoso, el proyecto fracasó por las enfermedades típicas de la zona tropical que causaron miles de bajas entre los obreros.

Fue cuando Lesseps encargó la obra al ingeniero francés Philippe Jean Bunau-Varilla y vendió los derechos de construcción a Estados Unidos por cerca de 40 millones de dólares de la época.

En apenas diez años, la astucia y el esfuerzo de 56 000 personas en su mayoría inmigrantes, terminaron de construir una de las mayores obras de ingeniería de la historia. El Canal se inauguró el 15 de agosto de 1914 con la circulación hacia el Sur de un buque a vapor.

En 1903 Bunau-Varilla ofreció a Washington el derecho a perpetuidad sobre el canal y soberanía en parte del istmo panameño. Obviamente, esto provocó tensiones porque Panamá pasó a ser un país dependiente de la nación norteña. A partir de ese momento ambos países entraron en una etapa de relaciones marcadas por la demanda de la pequeña nación centroamericana de una mayor participación en los beneficios que traía el Canal.

Los panameños podían entrar en la Zona del Canal —una franja de 1 380,5 kilómetros cuadrados— para trabajar, pero no se beneficiaban de los privilegios de los estadounidenses, quienes aumentaron su presencia militar y civil en el lugar. La Zona es administrada por la Compañía del Canal de Panamá y financiada por el Departamento de Defensa.

La ocupación dio paso además a un fenómeno social interesante: los zoneítas o zonianos —por el término en inglés, “zonians”—, quienes conformaron la comunidad de estadounidenses que hicieron vida allí. Las tensiones entre los nuevos residentes y los panameños tuvieron su punto álgido el 9 de enero de 1964. Ese día las tropas estadounidenses asesinaron a 24 estudiantes panameños que intentaron izar la enseña nacional en la Zona del Canal. Tras varios años de incongruencias el hecho impulsó a ambos países a firmar en 1977 los Tratados Torrijos-Carter que derogaron el acuerdo Hay-Bunau Varilla.

Ochenta kilómetros de largo y tres juegos de esclusas nombradas Miraflores, Pedro Miguel y Gatún, son el icono de todo un país. Panamá, que en la tradición indígena significa abundancia de peces y mariposas, no recuperó hasta 1999 su obra insigne. Hoy le enseña al mundo orgulloso su obra.