La inapropiada petición de Donald Trump al exdirector del FBI
El presidente Donald Trump siempre llama la atención por sus declaraciones desconcertantes y ahora también parece que sus peticiones entrarán en la lista de las más asombrosas. En un encuentro privado -durante una cena en la Casa Blanca-, el mandatario estadounidense le exigió al exdirector del FBI, James Comey, que le jurara lealtad y le ordenó abandonar las investigaciones sobre los vínculos con Rusia de su exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn. Después de la reunión entre Trump y Comey – celebrada el 27 de enero, a una semana de que el republicano asumiera la presidencia-, el antiguo responsable del FBI le avisó al fiscal general, Jeff Sessions, de que no quería “volver a estar a solas” con el presidente, ya que consideraba que las confesiones de Donald Trump eran “inapropiadas”.
Para Comey el encuentro con el inquilino de la Casa Blanca fue perturbador y según ha explicado la víspera- en una audiencia ante el Comité de Inteligencia del Senado-, documentó sus conversaciones con el mandatario porque temía que después este mintiera sobre el contenido de sus diálogos privados.
Este jueves el exdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha objetado ante la audiencia legislativa que no es su papel indicar si Donald Trump incurrió en el delito de obstrucción de justicia y agregó: “no pienso que deba decir si las conversaciones que tuve con el presidente fueron obstrucción de justicia. Fue una cosa muy perturbadora, desconcertante”.
Sin embargo, ante lo que no ha dudado es para señalar la difamación que la administración del presidente Trump ha hecho sobre su persona al comunicar las razones de su despido, pues según argumentaron el departamento de investigaciones estaba sumido en el caos.
Comey ha asegurado que tal declaración es incierta y que el Gobierno de EE UU dijo “simple y llanamente mentiras” en relación con su cesantía, efectuada de manera abrupta el pasado 9 de mayo.
Tras casi tres horas de comparecencia ante la audiencia legislativa el exjefe del FBI admitió que filtró a la prensa varios detalles sobre sus encuentros con Trump, porque temía las presiones a las que este le sometía para dejar de investigar a sus allegados.
También subrayó que Trump le despidió porque lo consideraba una amenaza por las pesquisas del FBI a una posible conexión del entorno del republicano con el gobierno ruso.
Y ante la interrogante de por qué fue despedido respondió salomónicamente: “No sé por qué fui despedido”, a lo que añadió: “Tal vez por la forma en la que dirigía la investigación rusa (sobre la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones de 2016 en los Estados Unidos) y la presión que esto ejercía sobre él (Donald Trump)”.
Además Comey declaró su expreso deseo porque existan grabaciones que testimonien sus encuentros con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien insinuó hace semanas en Twitter que esas conversaciones se podían haber grabado. Ante tal posibilidad al ser preguntado al respecto durante su audiencia ante el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense, Comey manifestó: “He visto esos tuits. Dios mío, espero que haya cintas”.
Muy esperado ha sido este testimonio de James Comey, este jueves, ante la audiencia legislativa, declaraciones que ponen un foco de atención sobre el fiscal especial Robert Mueller, quien debe definir públicamente cuál es el objeto de su investigación, cuáles son los cargos y los hechos probados, y si eso afecta directamente a Donald Trump.
Ante tal panorama algunos expertos encuentran similitudes con el caso de Watergate, pero más allá de las supuestas coincidencias existe un largo camino por delante para este proceso, pues como ha dicho al concluir la sesión el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr: “Esto no está ni mucho menos cerca del final de la investigación”.