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viernes, 30 de junio de 2017

La intelectualidad ante la política de Trump respecto a Cuba

Por G_nkerbell

Desde las declaraciones realizadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, varias son las reacciones que desde Cuba y diferentes naciones condenan el show mediático realizado y los retrocesos en el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países. En esta ocasión nos centraremos en hacer un recorrido por las opiniones y análisis de medios e intelectuales sobre los recientes sucesos en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Desde el propio Congreso de Estados Unidos se levantan voces en contra de la posición de Donald Trump hacia Cuba. La Agencia de Noticias Prensa Latina recoge las declaraciones de la legisladora  Yvette Clarke,  miembro demócrata  de la Cámara de Representantes del país norteño, quien  llamó a mantener el acercamiento entre ambos países pese a las restricciones.

Desde las declaraciones realizadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, varias son las reacciones que desde Cuba y diferentes naciones condenan el show mediático realizado y los retrocesos en el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países.

En esta ocasión nos centraremos en hacer un recorrido por las opiniones y análisis de medios e intelectuales sobre los recientes sucesos en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Desde el propio Congreso de Estados Unidos se levantan voces en contra de la posición de Donald Trump hacia Cuba. La Agencia de Noticias Prensa Latina recoge las declaraciones de la legisladora  Yvette Clarke,  miembro demócrata  de la Cámara de Representantes del país norteño,          quien  llamó a mantener el acercamiento entre ambos países pese a las restricciones.

Ante las medidas que pretenden retroceder los beneficios alcanzados para ambos lados del estrecho de la Florida, Clarke sostiene que la colaboración en temas familiares, de enfrentamiento a narcóticos y de inversión ofrecen enormes beneficios a los pueblos de ambas naciones.

Un artículo publicado en el medio digital Rebelión nos recuerda un precepto planteado por el expresidente norteamericano Abraham Lincon, referido a una invasión con fines anexionistas a Cuba, ocurrida en la época colonial, el cual señalaba que “La mayor falta de los anexionistas estuvo en el hecho de que el verdadero pueblo de Cuba jamás les pidió ayuda alguna.” Esta afirmación es una de las tantas directrices que ha perdido de vista el presidente Donald Trump.

Otra de esas líneas obviadas por el mandatario está señalada por algo tan esclarecedor como los datos. Según el Centro de Investigaciones Pew, las políticas revocadas por Trump son apoyadas por un 75 por ciento de los estadounidenses. Por su parte, un informe del grupo Engage Cuba, calcula que restringir los derechos de los ciudadanos estadounidenses para viajar e invertir en Cuba le costaría 6.6 mil millones de dólares a la economía de Estados Unidos, y afectaría más de 12 mil empleos.

Otro dato relevante fue aportado por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, al señalar que más del 65 por ciento de los estadounidenses está a favor de que se normalicen las relaciones con Cuba. Surge entonces la pregunta de ¿Por qué decide Trump este retroceso en las relaciones, a pesar de lo que piensan la mayoría de los votantes y de las advertencias?

Como esclarece un texto publicado en el medio cubano Cubadebate y según el mismo Trump dijo en su discurso, estaba pagando una deuda con la comunidad cubanoamericana y, presumiblemente, devolviendo un favor político por el resultado de las elecciones. El presidente le siguió el juego a la minoría de los cubanoamericanos, a ese sector radical que durante años ha organizado todo tipo de acciones subversivas contra la Revolución cubana.

Si bien, como aclara Rafael Hernández en un texto publicado por La Pupila Insomne, la decisión tomada por Trump no sorprende y pudiera no ser tan invasiva, pues la mayoría de los 22 acuerdos firmados durante el mandato de Obama sigue en pie, no podemos obviar que “El caprichoso Trump”, como lo llama un artículo de Rebelión, no deja mucho margen a esperar mejoras en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Su postura quedó clara: en primer lugar, la falta de interés por la cooperación entre ambos países y, en segundo, el olvido de una de las normas básicas de la diplomacia y los derechos humanos, el llamado derecho de libre determinación de los pueblos.

Y como si esto no fuera suficiente, olvida el presidente entonces, que en lo referido a Cuba y Estados Unidos se demostró que las negociaciones se darán siempre que estén encaminadas a un proceso de colaboración, no de concesión.