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jueves, 1 de junio de 2017

La nueva Ruta de la Seda

Por DesdeCuba

Tal y como ocurría siglos atrás, China prevé la posibilidad de enviar mercancías por todo el mundo, utilizando una de las rutas comerciales más antiguas del planeta.

Hablar de la Ruta de la Seda parece cosa del pasado, cuando el mundo se dividía en imperios y civilizaciones poco interconectadas. Dicha importante ruta comercial debe su nombre a la más codiciada de las mercancías provenientes del lejano oriente, cuyo secreto solo los chinos poseían. Actualmente, la ancestral ruta renace con bríos renovados y nuevamente China apuesta a esta como la vía para el control del mercado centroasiático y europeo.

En el 2013, el actual presidente chino Xi-Jinping, lanzó una estrategia para reanimar la vía comercial más famosa de la historia de la humanidad. Por su puesto que la dimensión será mucho mayor, pues el actual desarrollo del transporte y las telecomunicaciones conecta en unidades de tiempo muy pequeñas a ciudadanos de Beijing y París o de Santiago de Chile y Moscú, es decir, solo están a un clic de distancia.

Si bien esta era una estrategia a largo plazo, el contexto actual parece obligar a una reconsideración del ritmo de reconstrucción. La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump con su anunciado proteccionismo, es una amenaza para la estabilidad china. Trump, en su afán de potenciar el desarrollo de las PYMESs norteamericanas, como pieza clave del crecimiento y de traer las industrias localizadas en el extranjero, parece decidido a realizar la mayor transformación económica de los últimos 80 años en Estados Unidos, por muy descabellada que parezca la idea. La sombra de la guerra comercial se cierne sobre China y adquiere tonos de tempestad cuando se analiza la inundación del mercado americano por los productos manufacturados en China.

Una posible solución a estas contradicciones sería un intercambio de favores. China intercede en el conflicto de la península coreana, con lo que controla la amenaza nuclear y disminuye las tensiones en el área y, a cambio, Estados Unidos devuelve el favor con el mantenimiento de la política comercial actual, sin alterar los aranceles. Pero ante la inseguridad que ofrece el escenario internacional actual sobre el tema, el presidente chino se adelanta y convoca variados forums. En especial impulsa su plataforma de cooperación internacional, la cual calificó de mutuamente beneficiosa y que tiene como centro la reactivación de la Ruta de la Seda. Así pretende conectar a más de 63 países.

Este proyecto proporciona una ventaja a China con respecto a Estados Unidos. Al tiempo que diversifica su mercado, crea alternativas ante un posible giro proteccionista de EUA. Sin embargo, la nación norteña no encontrará un acreedor con la solvencia de China, con la cual seguirá teniendo la deuda más grande del mundo. Esto significaría una seria amenaza (incluso a la Seguridad Nacional) para la nación dirigida por Trump. Además, la consolidación de tal proyecto haría emerger un centro económico alternativo a los tradicionales, sobre el cual China tendría un dominio casi absoluto.

De esta forma, la influencia de EUA en una zona rica en recursos naturales disminuiría. Esto, sin hacer mención al beneficio que obtendrían países como Irán, Rusia e India. Por otra parte, los efectos sobre la Unión Europea son controvertidas: por un lado, se puede beneficiar por la cercanía y por ser parte de la conexión y, por otro, también podría ver socavado su predominio en zonas como Europa del Este. Lo cierto es que, con esta jugada, los chinos han puesto a los americanos y europeos a pensar seriamente en su próximo movimiento para evitar encontrarse en estado de jaque.