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jueves, 8 de junio de 2017

La OCDE eleva a 2,8% la previsión de crecimiento para España en 2017

Por JoseGabriel

Este miércoles la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) elevó su previsión de crecimiento para España en 2017 a un 2,8 por ciento, tres décimas más que su estimado anterior. De esta manera, la entidad se suma a muchas otras que han revisado al alza sus previsiones, dado el buen comportamiento de la economía española en los primeros meses del año. El nuevo estimado, coincidente con el de la Comisión Europea y el Banco de España, supera en una décima al del Gobierno, aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reconocido que la proyección estatal está desfasada y será corregida en la próxima actualización del cuadro macroeconómico del presente año y el siguiente.

La mejoría en el crecimiento del PIB español fue planteada por la OCDE en su más reciente informe al respecto, en el que sostienen que la recuperación económica de la nación ibérica “se está cimentando tanto en la demanda interna como en el sector exterior, con el apoyo de un fuerte crecimiento del empleo y una política monetaria expansiva”. Esta fortaleza reconocida a la economía del país resulta curiosa en tanto contrasta con las proyecciones de la OCDE para la totalidad de la zona euro, cuyo PIB se estima crezca al término de 2017 en no más de un 1,8 por ciento. De igual forma, el avance económico de España será presumiblemente superior al de grandes potencias de la región como Alemania y Francia, cuyos estimados de crecimiento están fijados en el dos y el 1,3 por ciento, respectivamente.

Por otra parte, siempre según las previsiones de la OCDE, la economía mundial muestra una tendencia a la recuperación. En este sentido, se espera que el PIB global crezca un 3,5 por ciento, lo cual supone una elevación de dos décimas con respecto a la anterior proyección de la entidad. No obstante, la OCDE advierte en su informe que en el futuro la economía podría moderarse en su crecimiento, debido fundamentalmente a la pérdida de fuerza de algunos factores que favorecen el consumo privado.