Los peruanos no quieren a Kuczynski
La mitad de los peruanos no aprueba la gestión de su presidente, Pedro Pablo Kuczynski. El rechazo tuvo un incremento de seis puntos según la última encuesta de Datum. Según la encuesta la mayor preocupación de los peruanos está en la inseguridad ciudadana, la corrupción y la dirección del país. Kuczynski asumió como presidente de Perú el 28 de julio del año pasado tras ganarle en segunda vuelta a Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori (1990- 2000) preso por cometer crímenes de lesa humanidad. El economista de 77 años dirige esta nación de 30 millones de habitantes. Su victoria fue resultado de un apoyo inesperado de la izquierda y de una fuerte campaña contra el pasado representado en un apellido: Fujimori.
Aunque Peruanos por el Kambio (PPK) ganó las presidenciales, los resultados en el Congreso Unicameral son difíciles ya que en esa instancia cuenta solo con 18 bancadas; mientras que Fuerza Popular tiene 73 parlamentarios de 130. Esto le permite al partido de los Fujimori aprobar o rechazar leyes aun cuando no tenga el apoyo de otros partidos políticos, e incluso en contra de la voluntad del presidente.
En un sistema presidencialista como el vigente en Perú eso podría conllevar a tensiones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo si no se buscan alianzas. Este desfase de fuerzas es uno de los tantos retos a los que se enfrenta Kuczynski y que serán una prueba de su gestión. En el plano económico el jefe de Estado, quien trabajó para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, tiene ante sí un país que sufre igualmente la crisis económica.
Si antes Perú era vendido como uno de los modelos exitosos del neoliberalismo en América Latina, hoy sufre el impacto de la dependencia de potencias externas y la explotación de sus recursos naturales. El freno en el crecimiento de China, principal socio comercial de Perú, incidió negativamente en la economía y esto es consecuencia de un problema mucho mayor: la incapacidad de establecer un crecimiento que supere un ciclo de precios favorable para los productos primarios.
Ese fenómeno trae consigo efectos negativos como daños medioambientales —y las consecutivas protestas—, y el estancamiento del crecimiento de otros sectores. El nuevo presidente del país conoce muy bien el terreno en el que se mueve, al menos en el aspecto económico. En declaraciones publicadas en el sitio América Economía, dijo que intervendría para resolver los conflictos producidos por la actividad minera.
La desaprobación de los ciudadanos hacia su gestión se debe a que a pesar del crecimiento del Producto Interno Bruto peruano, el 22 por ciento de la población aún vive en la pobreza, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Un reciente informe del Banco Mundial alabó el crecimiento económico peruano, pero coloca entre paréntesis algunas deudas sociales que quedan pendientes.
La entidad recalcó que la estabilidad macroeconómica era una condición necesaria para crecer y que cerrar las grandes brechas de desigualdad requiere aumentar la inversión en infraestructura física y mejorar la calidad de la educación en todos los niveles. El documento publicado en el diario El Comercio agrega que se debe incrementar la inversión en educación e infraestructura. La baja productividad, la informalidad laboral (75 por ciento de la población económicamente activa), la debilidad de los partidos políticos y el crimen organizado, siguen siendo deudas pendientes en el Perú de Kuczynski.