Nadal lucha por mantener su gobierno en París
Rafa Nadal buscará su tercera victoria en la edición 2017 Roland Garros cuando se mida al georgiano Nikoloz Basilashvili, un rival al que nunca se ha enfrentado en su carrera. Impetuoso en sus dos anteriores salidas frente al francés Benoit Paire y el holandés Robin Haase, el exponente de Manacor intentará mantener su frenético ritmo en la superficie de tierra batida, la cual domina como ningún otro humano. En París, Nadal quiere llevarse su décimo título para afianzarse como líder histórico en el centenario certamen galo, lo cual daría mucho más fuerza a la idea de Bernard Giudicelli, presidente de la Federación Francesa, quien quiere hacerle una estatua.
Rafa Nadal solo ha jugado dos rondas en la presente edición de Roland Garros, pero sus nueve trofeos ganados en el pasado le valen la admiración de todo el circuito. Por ejemplo, Bernard Giudicelli, presidente de la Federación Francesa de Tenis, lo ha catalogado como un monstruo, merecedor de ofrendas que ningún otro tenista ha tenido en el recinto parisino. “Pase lo que pase tendrá su estatua en Roland Garros. Tenemos que inmortalizarle”, dijo el federativo en un programa de Eurosport Francia, rendido a la grandeza del español en las pistas de tierra batida, en las cuales ha sido amo y señor durante la última década, con una imagen sólida como una roca.
A sus 30 años, el manacorí ya suma 72 títulos en Abiertos en cualquier superficie y se ubica en el sexto escaño histórico en una lista encabezada por el estadounidense Jimmy Connors (109). El ibérico se encuentra a solo dos trofeos de igualar al quinto clasificado, el legendario australiano Rod Laver, quien acumuló 74 en su etapa dorada de 1956 a 1976.
Para recortar distancias Nadal quiere reinar por décima ocasión en Roland Garros, su torneo fetiche, en el cual ha quebrado todos los récords, incluido el de las ocho coronas del mítico Max Decugis en los albores del certamen, cuando solo podían jugadores pertenecientes a clubes franceses.
El zurdo ibérico despachó a sus primeros rivales en la presente edición del certamen parisino con relativa tranquilidad. En el arranque destrozó (6-1, 6-4, 6-1) al local Benoit Paire, y después machacó (6-1, 6-4, 6-3) al holandés Robin Haase sin darle una sola oportunidad de break. En ambos casos mostrando su versión arrolladora, con reveses indetenibles desde el fondo de cancha y muy rápido en los movimientos en todas las direcciones.
Con esas demostraciones ha sembrado el pánico entre los rivales, quienes conocen de sobra el poderío de Nadal. No obstante, el mallorquín ha declarado que no siente una abismal superioridad, al menos no antes de los partidos. “Hay días que las cosas salen bien y otros no. A cinco sets hay más margen. Estoy sacando mejor después de haber encontrado lo que tenía que hacer. A ver si ahora lo mantengo”.
En su siguiente presentación el español se medirá a Nikoloz Basilashvili, quien superó al francés Gilles Simon (1-6, 6-2, 6-4, 6-1) y al búlgaro Viktor Troicki (triple 7-6) en sus dos salidas previas. El georgiano de 25 años ocupa el puesto 63 del mundo y se verá por primera vez frente a Nadal, sin dudas un tremendo examen para continuar con vida y entrar en los octavos de final.
Ya al término del partido contra Haase, el holandés dijo que jugar contra Nadal en tierra a cinco sets es el mayor reto que puede afrontar un tenista, lo cual puede servir de aviso para Basilashvili, quien ha tenido un año aceptable entrando en el cuadro de semifinales en Sofía, Lyon y Memphis, donde pudo avanzar incluso a la final. No obstante, la juventud e inexperiencia del georgiano pueden ser presa fácil para Nadal, sobre todo si mantiene el ritmo arrollador que no había podido alcanzar en su presentación anterior en París. “Lo importante es tener iniciativas y no perderlas. Es vital para mi juego. En 2015 las perdía al tercer golpe con el drive”.
