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sábado, 29 de julio de 2017

Los gazapos de "Buscando a Nemo"

Por Mayli

Fue un éxito en su momento, incluso su segunda entrega, fue de lo más esperado ese año. La película de dibujos animados de Disney, «Buscando a Nemo», es tierna, súper simpática, y entretenida, pero los científicos dicen que el contenido más serio está errado. El primero de todos los errores, es que los pez payaso, sufren un cambio hormonal con el tiempo que los convierte en hembras. Por lo que Nemo jamás se habría reencontrado con su padre, si no con una especie de “madre” debido al tiempo que este utilizó para encontrarlo en los mares de Australia. ¿Qué más esconde erróneamente Nemo?

La película de Disney, «Buscando a Nemo» fue un éxito de taquilla, y sus personajes quedaron para siempre en el gusto de niños y adultos. Tanto Nemo, como la búsqueda incansable de su padre, así como un personaje tan pintoresco como Dory, hicieron las maravillas de los consumidores, pero en los últimos días un estudio presentado en Reino Unido habría desmontado algunas de las bases, poco científicas, en las que se montó la historia de Nemo. La primera de ellas, es el meollo del asunto. Nemo, un pequeño pez payaso es capturado por unos cazadores, y su padre irá en su búsqueda, una búsqueda larga y que por consecuencia lleva a una transformación hormonal que eliminaba por completo el final del animado. Sucede que en los peces payasos, el individuo dominante es la hembra, es el de mayor tamaño y quien se encarga de la protección de los huevos en el exterior de la anémona. El macho por el contrario, vela por la cría dentro del refugio. Como de cierta manera dejó entrever la productora Walt Disney.

Luego de un tiempo, el macho sufre una transformación hormonal, que empieza en el cerebro y se convierte en hembra, con la capacidad reproductora necesaria. O sea, para cuando Marlin, el padre de Nemo, encontró a su hijo, ya no sería el padre, si no una especie de madre. Los cambios de Marlin se producirían en apenas tres semanas, y el padre se demoró más que eso para encontrar a Nemo. Pero el trauma no se queda solo ahí. Al reencontrarse, el padre convertido en madre, con Nemo, el individuo joven más grande de su especie (el único que quedaba porque sus hermanos habían sido devorados por una barracuda) pues se convertirían en pareja. O sea, de madre a padre, y de hijo a acompañante sexual. En fin, una locura, que hace trizas el hermoso cuento infantil que nos contaron. Los científicos alegan que uno de los desencadenantes del cambio pudiera producirse luego que el macho reconoce que la hembra está fuera de la anémona, que está lejos. La otra que plantean es que la dominación femenina sea tal que el pez macho se plantee seriamente la transición. Lo real es que sucede de esa manera y en un poco tiempo.

Descartando por completo que podamos imaginar ese cambio de roles contados en una película de animados para niños, sobre todo, obviando la fase del complejo de Edipo, Disney sí fue fiel a algunos basamentos científicos. Como el hecho de que el pez payaso es oriundo de lugares tropicales, y en este caso lo ubican viviendo en la Gran Barrera Coralina de Australia. Como se ve en el animado, el pez hembra es el más valiente de los dos, por lo que asume los riesgos más grandes, y en este caso la muerte. A Marlin, el padre de Nemo, lo dibujan como un individuo cobarde y falto de carisma, como sucede en la realidad. Lo otro que cuenta Disney, y que se ajusta al detalle científico, es que son especies muy fieles, ya sea como parejas, o por sus crías. Así que la tierna historia de amor paternal, que Disney tan magistralmente contó, habría sucedido de cualquier manera, pero los científicos te ponen cada idea en la cabeza.