Macron afronta sus primeros baches en Francia
Tras obtener la mayoría parlamentaria y la mayoría de diputados, el nuevo presidente francés Emmanuel Macron tiene carta abierta para materializar las leyes y medidas que proponga. Después de las elecciones legislativas quedó aprobado el equipo de gobierno, que exhibe como Primer Ministro a un derechista moderado; como Ministro de Asuntos Exteriores y como Ministro de Interior, a sendos veteranos socialistas; y el resto de los titulares fueron personalidades destacadas en las áreas en las que se especializan. Esta tendencia tecnócrata posibilita que se comprendan mejor cuáles son los principales problemas que afectan dichas áreas. De igual forma, para Macron la situación sigue siendo compleja, después de un alto índice de abstenciones en las elecciones legislativas.
El presidente francés Emmanuel Macron llegó al poder el 14 de mayo de 2017. Pero su gestión se había visto limitada, pues no se había conformado definitivamente el Equipo de Gobierno ni se había producido la toma de posesión de la nueva Asamblea Nacional. Esas cuestiones, ya han sido saldadas.
Para el nuevo mandatario resultaba indispensable obtener la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas, de ahí que ese fuera el objetivo fundamental al que destinaría sus acciones durante las primeras semanas de gestión. Sin obtener esa mayoría, le hubiese resultado muy difícil poner en práctica su programa. De hecho, el nuevo presidente del Parlamento, Francois de Rugy, es miembro del movimiento al que pertenece el nuevo mandatario.
Quien se ha convertido en el presidente más joven en la historia de Francia durante los últimos dos siglos no solo obtuvo la mayoría parlamentaria, sino que contó con una gran mayoría de diputados, pues su movimiento La República En Marcha y sus socios del partido centrista Modem alcanzaron 352 escaños. Por tanto, el presidente tiene todos los elementos a su favor para que las leyes y medidas que propone sean aprobadas.
Por otra parte, después de las elecciones legislativas fue aprobado el equipo de gobierno, que resulta indispensable para que el quinquenio que recién comienza se traduzca en beneficios para el pueblo francés. Aunque en mayo se anunció una lista de ministros, esta fue reformulada porque cuatro de ellos formaban parte de investigaciones judiciales. Según una declaración del propio presidente, este equipo está diseñado, precisamente, para que dure.
El primer ministro escogido fue Edouard Philippe, quien anteriormente asumía el cargo de alcalde de Le Havre. Este político es poco conocido y está catalogado como un derechista moderado, así que lo que haga está por ver.
Analizando las carteras de mayor peso político, estas posiciones quedaron ocupadas por Jean Yves le Drian y Gerard Collomb, como Ministro de Asuntos Exteriores y de Interior, respectivamente. Estos funcionarios son veteranos socialistas. El resto de los ministros fueron personalidades con una labor meritoria en las áreas de especialización que atienden.
La ministra de Deportes es Laura Flessel, campeona olímpica y mundial de esgrima; la de Salud es la destacada doctora Agnes Buzin; el de Educación Nacional es el profesor Jean Michel Blanquer; y la de Cultura es la editora Francoise Nyssen.
Esta iniciativa es buena, pues la tendencia tecnócrata garantiza que como los titulares han sido parte de las áreas que atienden, conocen cuáles son las principales necesidades y qué debe hacerse para mejorarlo.
De todas formas, para Macron la situación no es tan fácil. Para algunos representa la renovación; para otros, lo conservador con máscara de juventud; pero una parte importante de la población continúa escéptica. El ejemplo más fehaciente fue el alto nivel de abstenciones en las elecciones legislativas, pues fue la primera vez en varias décadas, que el 57,36% de los electores decidieron no ir a votar. Esta cifra hizo que las alarmas estuvieran encendidas en la nación europea. Cuando concluya el quinquenio, veremos quién, finalmente, tenía razón.