Sri Lanka asediada por los mosquitos
El mundo está seriamente afectado por el desarrollo de un creciente número de enfermedades que tienden a masificarse e incluso, en ocasiones, sobrepasan las fronteras nacionales. Ejemplo de lo anterior es el brote de ébola en el África occidental y los recientes casos en el Congo, donde no existe ningún tipo de condiciones para enfrentar la situación. Al mismo tiempo, es posible escuchar los reportes sobre el cólera en Yemen que suma más de 5.000 infectados por día en un país que se encuentra en guerra y cuyo sistema de saluda ha colapsado. En esta misma línea se encuentra Sri Lanka, donde el brote es de dengue.
El Dengue es característico de los países tropicales donde habita el mosquito Aedes Aegypti, agente transmisor descubierto por el doctor cubano Carlos Juan Finlay. La enfermedad se propaga por la picadura del agente transmisor y de no ser atendido debidamente el individuo infectado puede morir. Según las estadísticas brindadas por fuentes oficiales, en lo que va de año se han reportado más de 69.380 casos, la mayoría de estos en la región occidental del país, siendo la capital, Colombo, la provincia más afectada con más de 15.000 casos. A pesar de que las autoridades no han dicho nada sobre los decesos, los medios de prensa nacionales hablan de un número superior a las 200 fatalidades.
El hecho es preocupante, pues existen países donde los retos que enfrentan están muy por encima de las posibilidades reales de su economía. En tanto la OMS gasta mucho más en viajes y giras de sus ejecutivos y burócratas que en el combate a enfermedades y pandemias, según difundió un informe oficial de la organización hace un mes.
En tal caso, las autoridades nacionales deben hacer el máximo para prevenir el desastre, pues una vez llegado este las operaciones se hacen más costosas y difíciles de realizar. Un buen ejemplo en el tratamiento al vector es Cuba. En la Isla Caribeña existe un programa permanente que se dedica al control de estos vectores y aun así en ocasiones se reportan brotes de importancia. Si se tiene en cuenta que además la Isla tiene un sistema de salud bien diseñado y funcional, nos percataremos de la gran desventaja que tienen muchos para combatir sin ayuda una emergencia de este tipo. Por ello, es necesario estrechar los vínculos de cooperación con aquellos Estados que lo necesiten. A caso no van muchos por el mundo defendiendo la Responsabilidad de Proteger, pues les aseguro a ellos que la anterior es una vía mucho más eficaz que la intervención militar o algo similar.
Más preocupante aún se torna la situación en el país asiático cuando revisamos que el índice de contagios hemorrágico ha ido en aumento año tras año desde 1989 (1ra vez), lo cual aumenta el índice de mortalidad de la enfermedad. Los médicos que estudian el virus en el país y que lo combaten desde la Unidad Nacional de Control del Dengue en Sri Lanka, afirman que el virus ha experimentado una evolución que lo ha hecho más resistente a los medicamentos comúnmente suministrados a los infectados. Todo esto supone retos mayores para la Comunidad Internacional. Es necesario que las labores de cooperación con los necesitados comiencen cuando estos los necesitan y no cuando supongan una amenaza para las potencias, tal y como sucedió con el ébola en 2015. En este entonces no fue hasta que se detectaron las infecciones en Estados Unidos, el Reino Unido y España que se le empezó a prestar la debida atención humanitaria y financiera al asunto. En estos momentos está en orden prestar la debida atención a las emergencias sanitarias como las de Sri Lanka, la de Yemen y la del Conga para evitar que daños humanos evitables ocurran.
