Una amenaza de incendio pone en peligro la sede de la ONU
La sede la Organización de la Naciones Unidas (ONU) se sumió esta semana en una situación de descontrol y caos, tras dispararse las alarmas contra incendios en la colosal institución, lo que provocó que más de dos mil empleados fueran inmediatamente desalojados del edificio de la primera avenida de Manhattan, New York. Por cerca de treinta minutos se mantuvo al personal fuera, hasta que especialistas confirmaron que se trataba de una falsa alarma y en efecto, en el edificio no existía peligro de fuego alguno. No obstante, fuentes no oficiales sugieren que si hubo un pequeño incendio en la segunda planta, aunque todos coinciden en descartar el móvil del terrorismo.
El hecho tuvo lugar minutos después de las 11:00 hora local (15:00 GMT), momento en que en el cuartel general de las Naciones Unidas sesionaba la penúltima jornada de un foro que debatía sobre desarrollo sostenible. Cónclave en el que participaban ministros y viceministros de más de quince países del orbe. Al propio tiempo tenía lugar una sesión de la Asamblea General por el Día Internacional de Nelson Mandela. Todas estas personalidades de la política, los derechos humanos, periodistas y trabajadores de la instalación tuvieron que descentrarse de sus actividades y correr para proteger sus vidas.
El personal de seguridad y protección del edificio creado por el afamado arquitecto brasileño Oscar Nemeyer, atribuyeron el hecho a algún problema en la alarma de incendios de la sala de los ventiladores, la que garantiza que no suceda un sobrecalentamiento de los equipos instalados. El personal con mayor experiencia y años de trabajo en la institución declaran que nunca habían visto una movilización igual en la sede de la ONU. Estuvo claro todo el tiempo que no se trataba de un simulacro, y en tiempos de terrorismo sin límites, la posibilidad real e ser víctima de un atentado pasó por la mente de la mayoría.
La sede de la Organización de las Naciones Unidas es un complejo situado en la ciudad de Nueva York, que ostenta tales funciones desde el año 1952. Aunque está situada en la Gran Manzana, el espacio que ocupa y los edificios que renta le pertenecen a las Naciones Unidas y no del gobierno de los Estados Unidos. No obstante, a cambio de la protección de la policía local, bomberos y otros servicios, las Naciones Unidas acepta reconocer las leyes locales, estatales y federales del país. El actual edificio fue construido entre 1948 y 1952, y se sitúa al lado del East River, aproximadamente con siete hectáreas de tierra. La compra fue de 8.5 millones de dólares fue entonces financiada por John D. Rockefeller Junior, quien los donó a la ciudad.