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martes, 29 de agosto de 2017

El amanecer de la fotografía a color

Por Miss GD

En la actualidad, tomar una fotografía a color es tan habitual que la historia que entraña este logro pasa, usualmente, desapercibida. Y es que el proceso que llevó a obtener ese tipo de imágenes fue más bien fortuito. A lo largo del siglo XIX la fotografía a color fue una pasión de laboratorio pues los experimentos iniciales no pudieron fijar bien la fotografía ni prevenir que el color se desvaneciera. La primera fotografía a color fue tomada en 1861 por el científico James Clerk Maxwell y el fotógrafo Thomas Sutton. Maxwell, padre de la teoría electromagnética clásica, propuso que los colores captados por el ojo humano, y que producían el resto de los que vemos, eran el rojo, el azul y el verde, una variación de lo expresado por Newton, que señalaba que el amarillo era también otro de estos colores.

Basado en la teoría de esos tres colores, en 1855 Maxwell planteó que, si tres fotos de una escena se pasaban por filtros de esos tres colores, y se proyectaban impresiones translúcidas de la imagen en una pantalla usando tres proyectores con filtros similares, la imagen en la pantalla sería percibida como una reproducción completa de todos los colores en la escena.

La idea fue puesta en práctica en 1861, cuando Maxwell trabajó para el experimento con el fotógrafo Thomas Sutton, que tomó instantáneas (una azul, una verde, una roja y una amarilla, esta última por si acaso) de una cinta de tela. Durante el proceso se percataron de que la película utilizada sobre las placas para capturar las imágenes no era sensible a todos los colores; el material utilizado era sensible al color azul y un poco del verde, pero no al rojo.

Cuando tomaron el retrato con el filtro azul, lograron una foto perfecta en este pigmento, mientras que con el filtro color verde, tuvieron que diluir la solución que utilizaron como filtro, para que a los pocos minutos se pudieran notar los tonos verdosos en la misma. Pero la emulsión simplemente no captaba rojo, por lo que probaron usando un filtro de tiocianato férrico y contra los pronósticos, lograron una imagen más o menos roja después de ocho minutos de exposición.

Así, por puro accidente, consiguieron la imagen roja, logrando una foto que se veía azulosa, pero plausible. La fotografía se llamó Tartan Ribbon y está considerada como la primera fotografía de color permanente. Sin embargo, si bien se sentaron las bases para la ejecución de las imágenes fotográficas a color, no se resolvió aún la problemática, pues seguían existiendo factores como el problema de la elección de los colores de los filtros, las distintas sensibilidades de las placas fotográficas a cada uno de los colores.  

Por supuesto el descubrimiento de Maxwell fue un elemento de impulso para el desarrollo de la fotografía a color. El proceso continuó avanzando de manera exponencial, con estudios como los desarrollados por Louis Ducos du Hauron, Ch. Cros y  Gabriel Lippmann.  

Además, en 1873, el fotógrafo y químico alemán Hermann W. Vogel desarrolló las películas ortocromáticas, estas permitieron extender la sensibilidad al verde, y después al naranja, añadiendo tintes que sensibilizaban la emulsión, y aunque aún era insensible al rojo y supersensible al azul, ya se avanzaba en la dirección correcta.

Esa su técnica fue ampliada para alcanzar una película pancromática completa a principios del siglo XX, cuando Wratten y Wainwrigth, en 1906, en Londres, introdujeron la placa pancromática, sensible a todos los colores del espectro.

En ese sentido, la auténtica primera placa fotográfica en color, conocida como Autochrome, fue patentada en 1903 por los hermanos Lumière (creadores del cinematógrafo), y llegó a los mercados en 1907.

La placa autocroma permitía obtener imágenes fotográficas en color sin muchas complicaciones al aplicar, frente a una emulsión fotográfica sobre vidrio, una capa de granos de almidón teñidos por los tres colores fundamentales, permitiendo obtener imágenes mucho mas iluminadas y naturales. El autocromo no tendrá ningún competidor real durante las tres décadas posteriores, hasta la llegada de la película de color que sustituye la frágil lámina de vidrio.