El Madrid le da un baño al Barça
El Real Madrid le dio un baño al Barcelona, en lo que es su especialidad, el contraataque. Los merengues derrotaron a los culés 3 goles a uno, y se le extrañó demasiado a las alternativas del Barça, un jugador como Neymar. Con ese resultado el Madrid casi levanta el sextete, pues el miércoles solo tendrá que hacer un poco lo que hizo en el Camp Nou, cerrar a Lionel Messi, y desatar a la delantera blanca. Valverde acaba de recibir el primer KO de parte de Zidane, en una temporada que debe arrancar en baja para los culés, que les cuesta adaptarse.
El Real Madrid de Zinedine Zidane llegó como favorito al Camp Nou de Barcelona, e hizo valer su condición de a poco. Tampoco arrancaron los blancos con gran lucidez en el mediocampo, de hecho fue el Barça quien tuvo las mejores oportunidadess de cara al gol, pero nada cuajaba, menos con la ausencia sentida en la estrategia de la MS (Messi, Suárez), que sin dudas extrañó a la N, de Neymar. En lugar del brasileño salió el retornado Deulofeu, pero dejó muy poco que desear, ya lo decía Zidane, el que juegue lo hará bien, pero no como el brasileño. El DT galo tenía muchísima razón, Deulofeu, lo hizo como se espera lo haga un delantero de la media, no creó opciones, ni para él ni para sus compañeros de juego, Messi y el uruguayo Suárez. ¿Demasiada presión o la dura realidad? Al término de la primera mitad solo un 0-0 se notaba en el score, el Barça había dado un poco, pero el Madrid había jugado sin miedos, incluso con su astro Cristiano Ronaldo mirando los toros desde la barrera, o sea desde la banca. Hasta ese gusto se lo dio el francés y lo bien que le salió.
A los 15 minutos del segundo tiempo el Camp Nou era una olla de presión que reclamaba a Messi un poco más, pero nada sucedía, excepto por un mal despeje del defensa Gerard Piqué, que clavaba en propia puerta. ¿Quién lo iba a decir? El Madrid se adelantaba en patio ajeno gracias a una pierna del dorsal tres de blaugrana. Piqué quedaba ahí tendido como quien no lo cree. A esa hora, Zidane pensó que era tiempo de dejar moverse a CR7. El luso calentó un poco los motores y se movió fiel a su estilo, buscando balones escapados, jugando al filo del fuera de juego. En fin, su vieja táctica, que ya los defensas culés debieran saber de memoria. Pero primero llegaría el empate, desde el punto penal, que cobraría Messi. Los culés estaban empujando, y habían encerrado al Madrid. Messi cobraba perfecto, y los culés respiraban profundo. Pero Cristiano Ronaldo no estaba ahí en el Camp Nou de simple invitado, hizo una de las suyas, pese a andar en la treintena, se mandó una sprintada sensacional, y de cara al portero alemán del Barza, solo tuvo que empujarla. Llevado por la alegría en el festejo se quitó la camiseta, importante, porque luego la euforia le costaría. Unos segundos después, el luso protagonizaría un roce con Umtiti, y el portugués iría al suelo, el árbitro pensó que había sido un piscinazo, y lo castigó con una amarilla. Le expulsaron y por la rabia CR7 empujaría al principal. Cuidado y eso no le cueste mucho más.
A nueve minutos del final, y con un hombre de más el Barça se volcó a buscar el empate, pero incluso con él, ya el Madrid había sacado los dos goles tan vitales de visitante, pero mientras el Barça desordenado en el medio y en la zaga bailaba a no encontrar nada, el Madrid acababa la estocada con una joyita de gol, de Asensio. Allí en el ángulo, donde no alcanzaba nadie la coló el canterano, quien solo señaló a su espalda. Soy el futuro, habrá querido decir. Y lo es, este chico está buscando un puesto en el seleccionado español de cara al Mundial de Rusia, y se lo ha tomado en serio. En el Madrid pudiera ver más minutos, lo pide a gritos. Finalmente llegó el 3-1, que parece definitivo para un once culé donde Neymar más que un hueco ha dejado un cráter. Lo que le ha caído en el Camp Nou, a jugadores y aficionados es un torrencial de cubos de hielo.