Google y Facebook, un binomio macabro para el periodismo
Google y Facebook siguen engullendo el mercado de la publicidad digital y acaparando los ingresos que antes financiaban el periodismo de calidad que ahora ambas empresas ofrecen gratis.Los dos gigantes están obteniendo más control sobre la distribución digital, así que los diarios que en algún momento repartieron su periodismo con sus propios camiones tienen que depender cada vez más de estas grandes plataformas para que sus artículos lleguen a su público, mientras compiten por su atención con noticias falsas y sitios web que roban su contenido.
Crítica, sería el mejor adjetivo para definir a la industria periodística; y es que desde hacía ya algunos años la nula preocupación de los medios de conocer que les interesaba realmente a los lectores, los llevó a situarse en una especie de plataforma unidireccional donde el mensaje emitido hacia una masa numerosa y absolutamente desconocida, no poseía ningún tipo de intervención retroactiva
Con la irrupción de las nuevas herramientas tecnológicas, y el posicionamiento y absorción de las redes sociales en la vida de las personas, el periodismo y los medios de comunicación han ido perdiendo espacio y rentabilidad. Ello trajo consigo la alteración de ese esquema unidireccional que durante años había sido funcional para la industria. Había que repensarse las maneras de hacer, de decir, y de vender información
Sin embargo, a pesar de la ya existencia de medios que utilicen estas herramientas retroactivas y funcionales, no resulta osado plantear que, ante el surgimiento de plataformas como Google o Facebook, los medios se encuentran en una evidente desventaja.
Entonces nos cuestionamos ¿qué es Facebook?¿Una red social?, ¿un gigante tecnológico? Para muchos, incluso para mí, es el mayor y más inmediato medio de comunicación del mundo.
Con una propuesta de valor muy simple que consiste en conectar y crear comunidades de personas, Facebook ofrece opciones al usuario para que pueda hacer lo que quiera dentro de su red, ya sean fotos, vídeos, música, eventos, hasta transmitir en vivo vídeos personales y de televisión…
Un caso parecido es el gran buscador mundial Google que cuenta -amen de la información que nos proporciona- con herramientas como correo, organización de tareas, red social, blog, localizador, mapas, documentos para subir o buscar en la nube…
Actualmente Facebook ingresa un 35% de la publicidad digital en los Estados Unidos en tanto Google se queda con otro 14%, ello significa que queda muy poco dinero para medios digitales, tradicionales, webs o agencias online. A eso se une el hecho de que el 98% del incremento de la publicidad digital se lo lleva el duopolio.
Dicha situación ha traído consigo el cierre de muchos negocios pequeños, dificultades para el ingreso de grandes medios digitales, así como problemas para financiar un periodismo de calidad.
Hacerse un portal de calidad en Internet es indiscutiblemente mucho más fácil que poner toda una industria periodística con material impreso a funcionar. Las nuevas tecnologías te dan esa ventaja, sin embargo que un medio online sea exitoso o no depende también de su rentabilidad. He ahí el gran dilema del asunto.
Google y Facebook devoran el mercado de la publicidad online y acaparan ingresos antes financiados por el periodismo de calidad que ahora ambas empresas ofrecen de manera gratuita.
En Facebook solo se vende su base de datos que llega a la cantidad de personas que usan a diario la red social y posibilita al anunciante elegir a cuántos posibles clientes desea que llegue su anuncio, edad, gustos, y aficiones.
En tanto Google es prácticamente lo mismo, un buscador donde se promocionan millones de páginas de empresas y todo a un costo muy económico.
Actualmente los proveedores de noticias se encuentran en la búsqueda de un punto neurálgico que permita la negociación conjunta y evite el problema que tuvieron las casas editoriales que trabajaron con Apple con el fin de realizar un libro online que compitiera con Amazon. Sin la autorización del gobierno, incumplieron las leyes anti monopólicas.