La violencia de género se cobra otra víctima en Argentina
La nueva víctima de la violencia de género en Argentina tiene nombre: Anahí Benítez. La adolescente de 16 años fue hallada muerta en la reserva natural Santa Catalina en Buenos Aires. La autopsia a Anahí, quien desapareció el pasado sábado, arrojó que la muerte fue causada por asfixia por sofocación. Su cuerpo no presentaba ningún signo de abuso sexual. El fenónemeno del feminicidio vuelve a estremecer la sociedad argentina que reclama una respuesta mucho más efectiva. En esta nación sudamericana una mujer es asesinada cada 30 horas solo por su condición de género, según la Organización No Gubernamental La Casa del Encuentro.
Esta ONG fue fundada el 4 de octubre de 2003 para denunciar las agresiones contra las féminas. La Corte Suprema de Justicia especifica que las víctimas son siempre niñas o adolescentes y aunque la ley castiga con cadena perpetua los crímenes de género estos siguen en aumento. El de Anahí causó tanta conmoción como el de Lucía Pérez, también de 16 años. Lucía fue violada y asesinada por empalamiento y provocó el repudio de la sociedad. Campañas de concientización como Ni Una Menos nacieron de las denuncias de los ciudadanos plasmadas a través de etiquetas en redes sociales como Facebook y Twitter.
Argentina comparte este fenómeno con otros países de la región. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de 25 países que concentran las mayores cifras de homicidio contra las mujeres en el mundo, 14 son de Latinoamérica. Las agencias especializadas de las Naciones Unidas alertan también que uno de los problemas para solucionar el feminicidio es el silencio ante el miedo a la pareja, la sociedad o como vía para mantener al opresor calmado.
La ONU describe este tipo de violencia como la que se ejerce en una relación desigual de poder que “de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como privado, afecta la vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial de una persona por el hecho de ser o sentirse como una mujer”. En ese sentido, ofrece distintas clasificaciones para identificar este tipo de violencia: física, psicológica, sexual y económica.
El aumento de las alarmantes cifras de feminicidio demuestra que el fenómeno está adquiriendo un carácter “normal” en las sociedades latinoamericanas. Asumir la subordinación de las mujeres en la sociedad como bien ayuda a reproducir patrones que promueven la dominación, desigualdad y discriminación contra las féminas.Argentina, que es uno de los países más afectados, reclama que el fin de este problema social.