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lunes, 7 de agosto de 2017

Turistas en Barcelona: ¡Go home!

Por Mgo87

La cruzada contra los turistas en el mundo sigue cobrando auge. España es uno de los principales escenarios donde está ocurriendo esta insólita tendencia que asombra a miles de personas que gustan de viajar y tomar sus vacaciones en otros países diferentes al suyo. En este sentido, las últimas noticias provenientes de Barcelona dan cuenta de las acciones vandálicas realizadas por un grupo independentista radical en protesta contra el turismo masivo en la segunda ciudad más grande de la nación ibérica, tanto en tamaño como en población. Y además, uno de los principales destinos turísticos de referencia en el mundo. Los hechos hacen sonar las alarmas, y se unen al clima de tensión política que vive el territorio de cara al referéndum de secesión unilateral anunciado para el próximo primero de octubre en Cataluña.

Arran es el nombre de la asociación juvenil independentista responsable de estos actos vandálicos, de los cuales tuvo mayor impacto el que tuvo que ver con el ataque de jóvenes encapuchados a un micro turístico en la zona cercana al estadio del Barcelona. Los atacantes, por suerte, se limitaron a pinchar sus neumáticos y pintar en el parabrisas el siguiente mensaje: “el turismo mata a los barrios”. Tal parece que este grupo está asociado al Candidatura de Unidad Popular, el partido de corte anticapitalista que sostiene al gobierno catalán de Carles Puigdemont. Como parte de otras acciones, los integrantes de este grupo también se han dedicado a pinchar las ruedas de bicicletas de alquiler para turistas, y han pintado en distintos lugares, como en el céntrico barrio Gótico y en la antigua zona industrial de Poblenou, nuevas pintadas con lemas como Tourist Go Home (Turistas vayan a casa) y Stop Hotels (Paren los hoteles).   

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, durante un encuentro que tuvo recientemente con un grupo de periodistas en Galicia, se pronunció ante este tipo de hechos: “Son extremistas que van contra el sentido común”, desechando la idea de que, aunque son acontecimientos aislados, las agresiones estuvieran vinculados al proceso de secesión catalán. Pero esta vez parece que el mandatario tiene razón. Son peligrosos estos brotes de turismofobia local, que en caso de expandirse y cobrar más fuerza, pueden incidir en el decrecimiento del número de visitantes a la ciudad de la Sagrada Familia, la cual ciertamente está poniendo a prueba su capacidad de gestionar un saldo de aproximadamente 30 millones de turistas anuales.

Es una realidad que el éxito turístico en Barcelona ha traído algunas consecuencias negativas, como el aumento desmesurado y rápido de la oferta de pisos turísticos, muchos de ellos ilegales, situación anómala que la Administración ya comienza a afrontar; y el elevado número de turistas concentrados en algunas zonas de la ciudad, como en los alrededores de la Sagrada Familia, el Park Güell o la Pedrera. Sin embargo, son situaciones que pueden regularse con la implementación de medidas adecuadas que permitan la convivencia “pacífica” entre turistas y residentes. No hay que olvidar que el turismo ha sido, para Barcelona, una palanca de dinamización económica y una fuente de riqueza, que posibilitó a la ciudad “sobrevivir” sin tanta pena los años duros de la crisis.