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viernes, 8 de septiembre de 2017

Afganistán, campo de maniobras de Estados Unidos

Por Internacional Newsgur

16 años y tres presidentes después, la lucha en Afganistán no ha terminado, ni parece que vaya a hacerlo pronto. Fue en 2001, cuando, tras los atentados del 11 de septiembre que derrumbaron las Torres Gemelas – además de agujerear el Pentágono, George W. Bush decidió que el país de Oriente Medio tenía que pagar por los centenares de vidas norteamericanas perdidas. El presidente mandó las tropas a Afganistán con el objetivo de acabar con Al Qaeda, el grupo yihadista que había reivindicado el atentado, y barrer a los talibanes. También se propuso establecer una democracia. La bautizó como “guerra contra el terrorismo”.

Hasta 2011 la presencia del ejército norteamericano fue masiva en el país; había más de 100.000 efectivos desplazados a la zona, lo que se mantuvo hasta que, en 2014, Barack Obama decidió retirar el grueso de las tropas, repatriando al ejército, que volvía de nuevo a casa. Pero al marchar no dejaron las cosas arregladas: Afganistán no tenía ni paz ni democracia, y desde entonces los talibanes han incrementado los ataques y han ido ocupando, progresivamente, el territorio que había quedado bajo control del gobierno afgano. Además, Al Qaeda se alió con el ISIS, lo que agrandó el problema y los terroristas.

Ahora Trump ha dado un paso adelante y ha decidido enviar 3.500 militares más, por lo que habrá una suma de 14.500 estadounidenses patrullando Afganistán. En total, Estados Unidos ya ha pedido a 2.300 militares y más de 17.000 han vuelto heridos de una guerra que no parece tener fin. ¿Quién legitima las intervenciones militares en Oriente Medio?