Deslucido clásico de La Plata
Se habían avivado las ilusiones de los fanáticos albicelestes con el nuevo tridente ofensivo presentado por el DT Jorge Sampaoli en Montevideo. Lionel Messi se aliaba por primera vez con Paulo Dybala e Icardi en la delantera, y se presumía que aquello bastaría para romper la férrea defensa charrúa, pero fue en vano. Poco lució el tridente, y el partido solo tuvo tres oportunidades claras de gol, una para Uruguay por intermedio de Edison Cavani, y dos para la albiceleste, desde la zurda de Lionel Messi. Pero todo se selló en un abrazo sin goles, y una salida por molestias de Luis Suárez.
Finalmente parecía que las ideas del DT Jorge Sampaoli se tornaban más claras en un partido que podía definir o liquidar el camino de Argentina rumbo al Mundial de Rusia 2018. La visita a Uruguay en Montevideo, el Clásico del río de La Plata, se anunciaba como diferente y avivaba las ilusiones de los fanáticos albicelestes porque Sampaoli apostaba a un nuevo tridente ofensivo. Por primera vez se juntaba la sabiduría de Lionel Messi, con el empuje juvenil del futuro del fútbol argentino, Dybala e Icardi. Pero nada funcionó para ese trío en Montevideo.
Poco se asociaron, solo hubo un resplandor, casi al final de la primera mitad, cuando Dybala y Messi hicieron una pared preciosa, que pudo terminar en gol, pero que Muslera tapó fenomenalmente. Antes, tras un error de Messi, que su amigo y colega del club blaugrana, Luis Suárez, le arrebatara el balón, y trataría de asociarse con Cavani. Pero un oportuno cierre de Nicolás Otamendi dejaba en cero el chance. Luis Suarez también lo intentó desde la distancia, pero el meta Sergio Romero vio como se iba por encima, poco, de su arco. Messi volvía a intentarlo con un pase milimétrico al central Otamendi, que este no mandó a guardar por segundos.
Argentina tenía más el balón pero el partido no se jugaba en las áreas rivales, se tocaba más en el medio del campo, y ninguno llegaba con claridad. Las pocas acciones charrúas se movían gracias a las faltas de los argentinos, donde Federico Fazio y Gabriel Mercado, pusieron las peores notas en la defensa. Messi estaba más solo que la una, como sucede a menudo en la selección, y como le pasa ahora en el Barza. Y solo contra el mundo resulta casi imposible para el argentino, que igual crea sus oportunidades, como un tiro libre que cobró casi a la perfección, si no fuera por otra parada del guardameta Muslera.
Icardi, con sus diagonales, no representaba tal peligro, ni Dybala ofrecía profundidad con su ataque. El de la Juventus se fue antes del término del choque, y Javier Pastore entraba por él a la cancha. Con Pastore hubo más asociación, y el juego de Di María encontraba más alcance. Por cierto Angelito fue uno de los peores también por la Argentina de Sampaoli. Finalmente no hubo demasiados sustos, en lo que prometía ser un choque con más picante debido a la siempre reinante rivalidad de estos dos equipos y su estilo agresivo de juego. Esta vez no fue así.
Con el empate a cero, hubo varias sonrisas, las primeras entre Messi y Suárez, quienes se dieron un fuerte abrazo al inicio del segundo tiempo. Igual, hasta fue un empate conveniente, si bien Chile dio un resbalón antológico ante Paraguay en su propio país, de 3 goles a cero. Por demás, Colombia sin James Rodríguez, también empataba con Venezuela. Ambos resultados y el abrazo de Montevideo le convino a la Argentina, que si bien siguió en zona de repechaje, tiene a tiro a la Roja sudamericana, que solo le quita el cuarto puesto y clasificación directa hasta el momento, por mejor gol average. Lo próximo para la Argentina de Messi, será el martes contra Venezuela en suelo local, partido que deberán aprovechar, no solo para sumar los tres puntos si no para mejorar los goles a favor y en contra. A ver si esta vez el tridente soñado se luce mejor.