La catástrofe del Titanic, todo un misterio sin resolver
Si bien el Titanic fue concebido con la ambición de marcar pauta como el trasatlántico de lujo más exótico de sus tiempos, lo consiguió fatídicamente al nunca llegar a tierra. El Titanic protagonizó la travesía marítima más desastrosa en tiempo de paz, con un saldo superior a los 1 500 muertos. Sin embargo, a más de un siglo de haber ocurrido la desdicha, muchas son las teorías sobre su hundimiento, desde un incendio y problemas de construcción, hasta fenómenos naturales vinculados a la nocturnidad, son las hipótesis más manejadas. El Titanic fue todo un acontecimiento en su época, acaparó titulares y el asombro de muchos por su majestuosidad. Con capacidad para 3 547 pasajeros, el buque midió casi 300 metros de extensión, una altura similar a la de un edificio de 11 pisos; tuvo unas 46 mil toneladas de peso, y podía alcanzar una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora. Imponente fue también la suma multimillonaria que costó construirlo y equiparlo, además favoreció el empleo a más de 15 mil personas.
El recorrido que se inició en Inglaterra con destino a Nueva York se vio frustrado el 14 de abril de 1912 cuando en mar abierto consiguió impactar un témpano de hielo. La catástrofe fue inminente en menos de tres horas, la enorme embarcación se hundió durante su primer viaje y dejó sin amparo a la mayoría de sus pasajeros, incluso familias completas. Uno de los inconvenientes del fatídico hecho fue que el Titanic carencia de botes salvavidas para todo el personal y la tripulación, por eso solo pudieron embarcarse a salvo poco más de mil personas. Otro fallo sumamente importante fue la errada decisión de evadir las advertencias sobre los obstáculos que se avistaban, quizás porque realmente creyeron que sería un buque “insumergible” por su grandes dimensiones.
El historiador británico Tim Maltin, uno de los principales estudiosos del naufragio, ha explicado que una excepcional condición meteorológica (espejismo) es una de las causas probables para que no fuera detectado a tiempo el iceberg fatal. Esos llamados “falsos espejismos” pudieron producirse aquella noche del 14 de abril de 1912, quizás por la colisión de dos frentes de aire, uno muy frío y otro muy cálido. El resultado de este fenómeno es una ilusión óptica que altera la posición aparente de los objetos. Puede ser que los tripulantes hayan podido ver un falso horizonte, cuando en realidad ese espejismo estaba ocultando el iceberg que solo vieron cuando estaba demasiado próximo. A esto hay que agregar que la tripulación zarpó de Southampton sin los largavistas obligatorios, y por tanto la visión estaba bastante limitada.
Otra teoría sugiere que los remaches no eran adecuados. Cuando en 1985 se realizaron estudios en la embarcación, que fue encontrada a casi 4000 metros de profundidad, se pudo comprobar que no eran todos iguales los remaches del casco, no tenían la misma composición, y no se habían colocado de la misma forma. Los de la proa y los de la popa no eran de la mejor calidad, como los del centro del buque. Ensayos de laboratorios demostraron lo que sugerían las fotografías tomadas: sometidos a una alta presión, esos remaches podían saltar y abrir las planchas de acero del casco del Titanic, por consiguiente permitir la entrada de agua.
La relación de la luna y la marea es importante para otra de las hipótesis. Un artículo publicado por el Instituto de Física (IOP) británico sostiene que tres meses antes del incidente, en enero de 1912, se produjo el máximo acercamiento entre la luna y la Tierra en más de 1400 años, y eso generó una marea muy alta. Los expertos explican que cuando los icebergs pasan por el Mar de Labrador a menudo se quedan apresados en las aguas superficiales y pueden tardar varios años en soltarse para continuar viaje hacia el Sur. Posiblemente al estar alta la marea, pudieron desprenderse muchos icebergs atrapados, y entre ellos el que impactó al Titanic.
Otros investigadores indican que no fue un iceberg sino un fuego en las calderas lo que colapsó al trasatlántico. Incluso estiman que el incendio se habría iniciado antes de abandonar los astilleros de Belfast. El sustento de esta afirmación se basa en el hallazgo de varias fotografías que muestran indicios de un incendio en el casco de la embarcación antes de zarpar, se trata de una mancha negra de unos nueve metros de longitud.
Un siglo después la tragedia continúa convertida en leyenda y rodeada de hipótesis ambiguas: mala preparación e indumentaria, inadecuadas decisiones y escaso avituallamiento. El Titanic no consiguió con éxito su única travesía, pero indudablemente pasó a la historia como el barco más ilustre de todos los tiempos.
Si la tragedia ocurrida en la segunda década del siglo XX fue la primera de esa envergadura, no ha sido la última; pero lo cierto es que trascendió. Casi desde el mismo incidente, el Titanic fue objeto de especulaciones, y durante mucho tiempo su historia tuvo gran alcance mediático y comercial gracias a su reiterada presencia en el arte. En la actualidad es el naufragio más recordado y aún el más recreado tanto en la literatura como en el cine. Son muchos los materiales audiovisuales creados en esta centuria, desde el propio año 1912; pero, sin dudas, la cinta más célebre resultó ser la del cineasta canadiense, James Cameron, en 1997. Un filme que mereció diversos criterios: para algunos un poco kitsch; para otros, un gran éxito respaldado por sus 48 nominaciones y 89 premios en los más notables concursos del mundo.
De acuerdo con los medios de comunicación, aunque han pasado ya algunos años de estrenada la película homónima que le otorgó al incidente mayor popularidad en la década de los 90, todavía las actuales generaciones al rememorar el hecho lo vinculan a imágenes protagonizadas por los actores Leonardo Dicaprio y Kate Winslet en los roles de Jack y Rose, así como con la banda sonora y la famosa interpretación de “My heart will go on”, de Celine Dion.
La industria del videojuego ha estado presente con renovadoras propuestas alusivas al hecho. Asimismo, con la era digital surgieron diversos sitios web que recogen información detallada del suceso y además, datos interesantes sobre la embarcación y sus pasajeros. Incluso se crearon aplicaciones que, con novedosas técnicas, simulan recorridos por sus distintas instalaciones a través de imágenes que recrean cada uno de los detalles que pudiera tener el Titanic.
Películas, miniseries, subastas de objetos recuperados de la embarcación que yace en el fondo del océano Atlántico, presentaciones de libros, exposiciones, obras de teatro y musicales, así como viajes simbólicos por el mismo itinerario, han sido algunas de las iniciativas programadas para recordar el naufragio del Titanic.